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Coronavirus

Cómo informar sobre el coronavirus

Sergio Aguilera y Andreina Hernández/C_dPaz  |  11 MAR 2020

 

Desde la expansión del comercio y los viajes alrededor del globo, hasta el calentamiento de las temperaturas y el rápido crecimiento de las ciudades, el mundo globalizado ha cambiado de muchas formas. El contexto actual pone en evidencia una de ellas: posibilita el contagio de infecciones a nivel mundial y favorece la desinformación.

Algunos expertos alertan de que los rumores en torno al coronavirus se están propagando a una velocidad mayor que la propia enfermedad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) describe la sobreabundancia de información acerca del COVID-19 como una “infodemia”. Esto genera percepciones distorsionadas, confusión, alarma y pánico. Es más, Ferran Lalueza Bosch advierte que la desinformación en el ámbito de salud es especialmente peligrosa porque puede llevar a las personas a tomar decisiones contrarias a sus intereses. 

Sin embargo, así como se ha fomentado la desinformación, medios como Ethic, Ijnet, Scientific American y The Open Notebook han publicado recomendaciones e iniciativas orientadas a desmentir falsedades, contextualizar hechos, verificar datos y ofrecer pautas de conducta proporcionadas.

Estos expertos recomiendan traducir la jerga médica, ya que la mayoría de los lectores no comprende qué significa “epidemia” o no entiende realmente lo que implica la cuarentena. Es por eso que también es necesario que el periodista ayude a entender cómo funciona el sistema de salud del país al que informa, cómo actúa el sistema inmunológico o cómo se propagan los virus.

Finalmente, el éxito de las fake news radica en la repetición porque hace que la información errónea parezca más verdadera. Por ello, el periodista tiene la responsabilidad de desacreditar estas informaciones reemplazandola con información verdadera; inmediatamente desmentirla, especialmente los titulares, sin eliminar la noticia falsa y proporcionar una razón por la que la falsedad se ha estado propagando

En los últimos años, los periodistas y científicos no solo cuentan con fuentes tradicionales, como los informes oficiales de las autoridades o las revistas especializadas, ahora se suman las redes sociales y los blogs. Por tanto, se deben diferenciar tres niveles de información:

  • Lo que sabemos que es cierto. Por ejemplo, los servicios sanitarios y los laboratorios han confirmado que el coronavirus se contagia fácilmente de persona a persona.

  • Lo que creemos que es cierto. En esta categoría se encuentran cifras sobre la epidemia, pero la mayoría no son datos concretos, son aproximaciones o estimaciones. En este caso, los expertos pueden dar opiniones refutadas y con interpretaciones adecuadas, incluso vaticinar aquello que es probable y puede suceder. Por ejemplo, la fracción de casos que se están propagando sin ser detectados o la verdadera proporción de infecciones que son leves y asintomáticas.  

  • Opiniones y especulaciones. Su uso profesional es escaso porque hay temas para los cuales la evidencia es limitada. Hay preguntas que no se pueden responder con datos y donde la ciencia no puede acceder.

Pero más allá de estos tres tipos diferentes de información que los periodistas y científicos pueden ofrecer, existen tres pasos para asegurarse de que su trabajo se está haciendo de la mejor manera.

1. Buscar diversas fuentes de información. Es prácticamente imposible abarcar la totalidad de información sobre la epidemia, por ello, se debe consultar a diferentes expertos para llegar a un razonamiento preciso. 

2. Disminuir la velocidad del contenido. En un mundo cada vez más globalizado e interconectado, se recomienda hacer un ejercicio de sensatez y rigor para equilibrar la necesidad de compartir nuestro trabajo con los tiempos adecuados para hacerlo. 

3. Distinguir entre si algo sucede alguna vez y si está ocurriendo con frecuencia. Por ejemplo, la cuestión de la transmisión presintomática. Si ocurre con frecuencia, hará que las medidas de control dirigidas a las personas enfermas (aislamiento, tratamiento) sean menos efectivas.

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