La presidencia eterna de Putin

Los ciudadanos rusos celebrarán un reférendum el próximo 22 de abril en el que deberán aprobar una enmienda constitucional que le permitirá al presidente Vladimir Putin -quien ha dirigido el país desde 1999- volver a presentarse a la presidencia en 2024, año en el que finalizaría su actual mandato.

En principio, la Constitución rusa prohíbe que un presidente gobierne por más de dos mandatos presidenciales consecutivos. Sin embargo, durante meses el dirigente ha mostrado indicios de querer extender su dominio por más tiempo.

En enero, Putin ya había intentado consolidar su poder al proponer una reforma que debilitase a la presidencia y reforzase el Parlamento. Tal vez, preparando el terreno para cambiar de cargo una vez que su mandato -el último permitido por la actual Constitución- haya terminado. Más adelante, el gabinete ruso presentó su dimisión, lo que le permitió proponer la candidatura de un nuevo primer ministro y formar un grupo de trabajo que reformase la Constitución.

La última medida que sigue esta línea de perpetuarse en el poder fue la enmienda constitucional propuesta por Valentina Tereshkova, miembro del parlamento del partido gobernante Rusia Unida. 

Esta reforma consiste en reiniciar la cuenta del mandato presidencial de Putin a cero. ¿Qué hay de los cuatro períodos presidenciales que ya ha tenido? ¿Su presidencia interina? Y ¿su gobernanza como primer ministro? Esta moción borraría de su historial los últimos 20 años de gobierno, lo que le permitirá dirigir el país hasta el año 2036. El dictador Joseph Stalin gobernó durante 26 años. Vladimir Putin habrá estado en el poder durante 37 años.

Los ciudadanos aún deben votar; aunque este cambio ya es una realidad, ya que la Cámara Baja del Parlamento Ruso, o Duma Estatal, y el Tribunal Constitucional aprobaron la reforma hace unos días.

Aunque muchos críticos argumentan que se trata de una estrategia más en el eterno juego de poder de Putin, su Gobierno defiende que es una medida necesaria para preservar la estabilidad del país, especialmente ante los retos de la actual crisis sanitaria global (producto del COVID-19) y, sobre todo, de la ferviente disputa con Arabia Saudí por los precios del petróleo, fuente principal de ingreso de la nación.