Treinta años después de la caída del muro de Berlín

El pasado 9 de noviembre de 2019 toda Europa recordó un evento que cambió el rumbo de la historia drásticamente: la “caída del muro de Berlín”; hace ya treinta años. Sin embargo, las imágenes de entonces no muestran un muro “caído”, en el sentido original de la expresión “venirse abajo”, sino que reflejan un ambiente festivo donde se ve a un gran número de personas sobre la estructura que solía simbolizar la frontera entre la República Federal de Alemania (RFA) y la socialista República Democrática Alemana (RDA). Se habían aprovechado de la apertura de los pasos fronterizos, tan fuertemente guardados desde 1961.

Es por ello interesante el hecho de que generalmente se siga diciendo que estamos ante el 30 aniversario de la caída del muro y no en el aniversario del asalto al muro o de la toma del muro, descripciones que, sin duda, serían más verosímiles.

Asimismo, cabe resaltar que aquellos que hablan hoy en día de la “caída del muro” no se refieren a la fuerza popular como su factor causante, sino a las fuerzas sistémicas o a las fuerzas de la historia que supuestamente estuvieron detrás del evento. Por un lado, el agotamiento del socialismo como régimen político y la decadencia del socialismo como ideología y, por otro lado, el triunfo de Occidente, de la democracia y el supuesto fin de las ideologías.

Treinta años después del momento seguramente más feliz de la historia alemana del siglo XX –el momento de la recuperación de la unidad– somos testigos de una polarización y confrontación en la sociedad que cuestiona lo logrado en las últimas tres décadas. Ante los éxitos electorales de una nueva derecha populista (sobre todo en las regiones que antiguamente comprendieron la RDA), ataques xenófobos e, incluso, asesinatos por motivos políticos, la Alemania unificada probablemente no se ha encontrado nunca más insegura de sí misma que ahora.

Lo mismo ocurre si miramos hacia Europa. Hoy en día, nadie puede negar los enormes retos a los que se enfrenta el continente, el cual ha pasado –fundamentalmente gracias a la desaparición del muro– a ser una realidad política. En tiempos de desencanto ciudadano con el proyecto institucional de una “Unión cada vez más estrecha”, parece que la integración económica, política y cultural del viejo continente corre el riesgo de sufrir un severo revés de re-nacionalización, tanto por parte de fuerzas populistas de izquierda como de derecha.

En este aniversario, en algunos de los actos conmemorativos se recordó también el audaz papel que jugaron los opositores en la RDA, los cuales contribuyeron igual que las multitudes en esta noche especial al colapso del feroz régimen de fronteras. La lección histórica de los acontecimientos de aquel 9 de noviembre de 1989 es que los ciudadanos tenemos la responsabilidad personal de tomar decisiones y decidir por nosotros mismos; una responsabilidad que no es delegable.