Accede y aprovecha todas las ventajas
No era cierto que fueran un solo pueblo, ni de que se tratara de la “revolución de las sonrisas”, ni que quien no es nacionalista catalán es porque abandera el nacionalismo español, ni son mejores catalanes aquellos que comulgan y obligan a comulgar con la religión catalanista. Tampoco era verdad el bloque monolítico que pretendían ser, y hoy el independentismo está dividido y enfrentado.
A un año del referéndum ilegal del 1-O hay algunas enseñanzas que sacar, aunque la distancia sea tan corta que no sea posible todavía deducir todas las consecuencias.
1.- La institución del Gobierno es débil
El Estado de las Autonomías se configuró sobre la premisa de ir debilitando progresivamente al Gobierno central -no confundir con Estado-, en beneficio de los Gobiernos autonómicos. Esto ha supuesto cuarenta años de vincular el progreso y la democracia a la descentralización y al crecimiento artificial, institucional y subvencionado de las identidades regionales y nacionales.
Ese desarrollo autonómico y su espíritu han sustituido la noción de obediencia que debe caracterizar a todo Gobierno central por la noción de diálogo entre Gobiernos iguales, aunque sean de rangos distintos. El procés ha mostrado que el Ejecutivo nacional no es capaz de ejecutar sus órdenes, hacer que se respete la legalidad o conformar la conducta de la gente en aquellas partes del territorio que más han asumido la esencia del régimen: la descentralización progresiva.
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