El compromiso de los medios

Se habla mucho de la gestión o mala gestión política del Covid. También se cuestiona la gestión o mala gestión sanitaria. Pero poco o nada se dice de la gestión comunicativa. Creo que es momento de analizar cómo los medios de comunicación han gestionado las informaciones relativas a este hecho que nos ha conmovido a todos. Como bien señalan los norteamericanos Bill Kovach y Tom Rosenstiel en su libro Elementos del periodismo, los periodistas tienen una primera regla, que es la verdad. E íntimamente ligada a ella está la responsabilidad y la universalidad, es decir el interés público. El Código de Prácticas de la Press Complain Commision o Comisión de Quejas de la Prensa, que aglutina a los principales grupos de comunicación de Reino Unido dice que interés público es «aquel que protege la salud pública y que evita que los ciudadanos se confundan».

Es una realidad que la pandemia ha traído muertos, contagios, ingresos, UCI. Son hechos, es información. Información que los medios han traído a sus cabeceras. Dos años donde la noticia eran los muertos, la subida de ingresos en hospitales y los contagios. Día a día que han traído miedo, soledad, desesperanza. Pero también son hechos y es información la gente que se cura, la gente que no se contagia, la gente que sale del hospital, la solidaridad y entrega de tantos y tantas personas anónimas. Gentes que han llevado paz, alegría, sosiego, esperanza. Y esta actitud solidaria, humana, generosa, no ha abierto informativos ni se ha reflejado en primeras páginas.

Siguiendo la definición de interés público de la Press Complain Commision, la pregunta es, durante dos años ¿los medios han estado confundiendo a los ciudadanos? El Papa Francisco al recordar la figura del periodista con motivo de la 52° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales exhortó a los comunicadores a ser siempre responsables, evitando expandir la desinformación y respetando la esencia de su oficio: ser «custodio de las noticias». Y añadió que el comunicador «tiene la tarea, en el frenesí de las noticias y en el torbellino de las primicias, de recordar que en el centro de la noticia no está la velocidad en darla y el impacto sobre las cifras de audiencia, sino las personas. Respecto a la responsabilidad, el Papa Juan XXIII era transparente: «si en vuestras revistas un solo artículo o una sola ilustración profanara el precioso santuario de un alma, todo otro mérito, todo otro título de gloria o de éxito sería miserable, porque se habría edificado sobre compromisos peligrosos».

¿Cuál es nuestro compromiso con la sociedad? Estamos llamados a rendir cuentas. Las cifras de muertos que día a día han abierto los informativos han golpeado duramente a la gente, a nuestra gente. Y habría que preguntarse, ¿esa era la información que, éticamente, tendríamos que dar? Los periodistas debemos ser conscientes del sentido trascendental de la vida y tener una conciencia que nos permita dilucidar que lo que estamos haciendo –informar– está orientado al bien común y ahí, no todo vale.