"De Iguala he aprendido las ganas de exigir la verdad"

Paula Escalada Medrano, antigua alumna de la Universidad Francisco de Vitoria, es corresponsal de la Agencia EFE en México. Ejercer como corresponsal en un país lleno de contrastes, en el que la violencia, los conflictos sociales, los límites a la libertad de expresión, la corrupción y las ejecuciones de periodistas son algo habitual, lo que supone un gran reto para el propio periodista extranjero. Paula comenzó a colaborar con la agencia EFE en el año 2008, gracias a una beca que continuó en 2009 en la delegación ubicada en el DF. Después volvió a España a hacer un Máster, y en agosto de 2011 la destinaron al país azteca. La periodista, a través de su experiencia profesional y humana, realiza un análisis sobre la situación política y social mexicana.

¿Qué diferencia ve en la forma de hacer periodismo en México respecto a España? 
Puesto que he ejercido muy poco el periodismo en España, no tengo muchos parámetros comparativos, por lo que hablaré del periodismo en general. Lo que más me llama la atención, además de la forma de escribir -mucho más directa y sencilla en México, y más analítica y medida en España-, es el hecho de la noticia en sí, es decir, lo que es noticioso en estos dos países es completamente distinto.

Mientras que en España a los medios de comunicación les preocupan temas como la violencia contra las mujeres o los accidentes de tráfico, y ejercen un papel de conciencia social al informar sobre estas temáticas, en México esto no es noticia, a no ser que sean masivos “30 muertos en un accidente de autobús” o “los centenares de feminicidios en Ciudad Juárez”. Al mismo tiempo, muchas noticias que en España serían tragedias que llenarían páginas (relacionadas con muertos o desapariciones), aquí ya lo ven como algo normal, es el pan de cada día.

¿Qué enfoque o tratamiento periodístico da la agencia EFE a las noticias relacionadas con el narcotráfico?
Primero, un enfoque meramente informativo, y después tratamos de ir más allá, de hacer análisis, de hablar con expertos, para hacer balance sobre la importancia o no de determinadas noticias. A veces, lo que trata de venderse desde la fuente oficial, como la gran captura de un narcotraficante, no pasa de ser la presentación de un "trofeo”, una medalla para el Gobierno, ya que en la vida real de los ciudadanos que viven en la zona en la que operaba ese narcotraficante, todo sigue igual o peor, y pronto hay un reemplazo. Por tanto, es necesario no quedarse con las cifras oficiales o las noticias salidas de Presidencia, sino hacer análisis con la gente que verdaderamente conoce la situación del país. Hay muchos medios de comunicación en determinadas zonas del país que no pueden informar sobre narcotráfico por miedo a represalias pero, por suerte, nosotros podemos hablar abiertamente del tema gracias al blindaje que te da una agencia internacional y de algún modo anónima, al solo firmar con nuestras iniciales.

¿Qué amenazas o presiones reciben los periodistas en México?
Como comentaba anteriormente, hay zonas en las que los periodistas directamente no pueden informar sobre algunas temáticas, sean políticas o de violencia. Sobre la cantidad de periodistas muertos que ha habido en los últimos años, hemos escrito bastantes temas al respecto y he tenido la oportunidad de hablar con bastantes colegas y las cosas que cuentan son para considerarlos verdaderos héroes. Amenazas de muerte, ataques directos, sobornos obligatorios, secuestros de familiares… Son decenas los periódicos que han tenido que cerrar y centenares los periodistas que han preferido dejar de escribir para salvar sus vidas o las de sus hijos. Y las amenazas vienen por los dos lados, por la parte gubernamental y por los delincuentes. Todos los años hay uno o dos casos de periodistas muertos que son resueltos por las fiscalías locales con la explicación: “fue un crimen ajeno a su profesión”. Y, claro, es demasiada casualidad…

Vivir en México

¿Cómo ha informado y vivido, en el ámbito personal y profesional, la desaparición de los estudiantes en Iguala?
Con una mezcla de sentimientos muy extraña. Por un lado, en lo profesional ha sido la experiencia de mi vida, ya que tuve la oportunidad de viajar a Iguala, donde fueron secuestrados por la Policía, y de estar en la escuela de Ayotzinapa donde estudiaban, convivir varios días con sus amigos y familias, vivir de cerca su lucha y, lo más importante, contar sus historias. Ahí es cuando sientes la función social del periodista, que es la de denunciar atrocidades y dar voz a los que tienen menos oportunidades de ser escuchados. ¿Sirve para algo? Pues ahí está el dilema. Muchos dicen que Ayotzinapa será un antes y un después porque ha sido una atrocidad de enorme magnitud, pero luego ves que nada cambia, que los muertos siguen, que los pobres seguirán siendo pobres y que el Gobierno continúa con esa actitud de hipocresía, diciendo que quiere resolver el caso, cuando lo que más desea es pasar página cuanto antes.

Y, en lo personal, la verdad es que también me ha cambiado mucho la forma de ver y sentir algunas cosas. Oír a una madre recordando lo que le dio de comer a su hijo el último día que lo vio… eso sí que es dolor y no tanta tontería que nos atormenta. También aprendí de las ganas incansables de luchar, de exigir la verdad.
Desde que entras en ese lugar, en la escuela llena de coloridos murales con lemas en favor de la lucha estudiantil y de la justicia social, sientes que ahí hay algo especial. Se percibe el ansia de lucha que tienen los estudiantes, no violenta, sino todo lo contrario, con las armas de los libros, con la enseñanza. Son los pobres más pobres pero con una dignidad y un compromiso social envidiables. Por eso, ellos desde que pisan la escuela están llamados a cambiar las cosas y a creerse que pueden lograr grandes transformaciones positivas, enseñándoles a sus alumnos que las cosas no son como les han dicho que son, a cuestionarlo todo.

¿En México todo es inseguridad, corrupción, narcotráfico…? 
Por supuesto que no. El narcotráfico se ciñe a determinadas zonas o ciudades, sobre todo las de paso de las rutas de la droga. La corrupción sí está más generalizada pues por desgracia es algo que todo el mundo ve como el modus operandi de cualquier cosa. Desde un puesto de tacos, que tiene que pagar su cuota al policía y a la mafia local para que no lo molesten, hasta grandes empresas, que constantemente son protagonistas de casos escandalosos de corrupción y, por supuesto, los políticos.

Respecto de la inseguridad, depende de las zonas. En el DF tienes que tomar precauciones, pero se vive bastante tranquilo. Al que se le ocurra compararla con una ciudad europea es que no vive en este mundo, pero tampoco hay tiroteos en la calle, ni te asaltan en cada esquina.

Todo México no es lo que se ve en el telediario en un minuto y medio. Esas noticias son muy injustas para el país, y por tristeza algunos periodistas le hacen un flaco favor a la profesión informando de un modo demasiado superficial. A veces, ni siquiera ubican en el mapa un suceso, en un país que es cuatro veces más grande que España. Recuerdo que vi en un informativo español la entrevista a un sicario del cártel de Guerreros Unidos (los que presuntamente asesinaron a los estudiantes) que duraba un minuto, en el que contaba todas sus atrocidades… algo totalmente sacado de contexto, que no aporta ni explica nada, puro morbo. Me pregunto qué pensaría un inglés si viera en la televisión la entrevista a algún etarra contando el detalle de cómo apretó el gatillo y cuánta sangre hubo. Totalmente innecesario.

La gente oye eso y piensa que en México todo el mundo lleva pistola y que te asesinan para robarte un par de zapatillas. Eso duele por el amor que uno siente al país, y, también, por lo dicho, por el flaco favor que le hacen al periodismo. No digo que no se cuenten los temas negativos, pero hay que contarlos con rigor y, por supuesto, contar también la otra cara de la moneda. Porque pocas veces se ven en las noticias temas culturales sobre México, de espectáculos, de arqueología, de sus decenas de festivales de cine, de las exposiciones que pasan por el país, de la gente luchadora y valiente que hace grande México cada día… Eso no vende, no llega, no interesa y es triste e injusto.

¿Qué proyectos de futuro tiene? 
Continuar en México un tiempo más, descubriendo, viviendo y contando lo que ocurre en este país tan lleno de historias dolorosas, increíbles y maravillosas. Y, algún día, volver a donde pertenezco para satisfacer esa curiosidad. Quizás trabajar también como corresponsal para algún medio extranjero y poder contarle al mundo de dónde vengo y cuáles son nuestras heridas y nuestros triunfos.