El arte de ayudar en cuarentena

Históricamente el arte ha sido refugio en tiempos de crisis, especialmente porque es una de las maneras más vitales que tienen los seres humanos de sentirse conectados. Durante los primeros contagios, y el inicio de la rápida propagación del COVID-19 a nivel mundial, parecía que las ocasiones de convivir con otros tendrían que verse interrumpidas, al menos temporalmente. Las personas todavía no habían perdido la esperanza. Sin embargo, la ampliación continua de medidas para contener el brote a través del Estado de Alarma, como la cuarentena y el distanciamiento social, revelaron que un regreso a esa normalidad previa que tanto anhelaba la sociedad, quizá no fuese posible.

Por ello, con la intención de aliviar estos temores y para asistir en la lucha contra la pandemia, algunos alumnos del Grado en Bellas Artes (BBAA) y el doble Grado en BBAA y Diseño de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) crearon Be the Art x UFV. Este proyecto promueve una subasta benéfica que tiene como objetivo difundir un mensaje de ánimo y fuerza a través del arte y destinar el dinero recolectado a algunas ONG que están ayudando a hacer frente a la crisis producto del COVID-19. Entre las organizaciones que forman parte de la iniciativa se encuentran Material Coronavirus, Cesal ONG y Fundación Pan y Peces.

Carmen Vizcayno, Aurea Cabezas, Alicia Cisneros y Marisa Fuertes son las cuatro alumnas que lideran el grupo de voluntarios que llevan a cabo este proyecto. Se inspiraron en el esfuerzo servicial que imparte la UFV. De hecho, la idea surgió como una alternativa para su Proyecto Transversal, una entrega académica vinculada a la asignatura Habilidades y Competencias para el Liderazgo (HCP). Carmen, una de las alumnas organizadoras, considera que la esencia de la iniciativa está completamente relacionada con una de las bases que le han enseñado en la asignatura de HCP y que más ha resonado con ella: transformar al mundo. “Podríamos transformar el mundo 'a lo loco', pero queremos transformarlo a lo bueno", dice a través de una nota de voz en la que añade que "es la manera más artística y más solidaria de hacerlo”.

Mar Solís, su profesora de HCP, les inyectó la curiosidad de relacionar el arte con la situación actual que se vive en España y el mundo. Las jóvenes consideraron los distintos ámbitos en los que el arte pudiese tener un mayor impacto. Al vivir el confinamiento en primera persona, y luego de valorar sus capacidades y limitaciones, se preguntaron cómo podían ayudar desde casa. Marisa Fuertes, otra de las organizadoras, propuso reunir y acoger distintas obras de arte en una subasta y donar el dinero a las ONG que hoy están haciendo frente a la crisis.

Las alumnas crearon una cuenta de Instagram para, antes de todo, dar a conocer a los artistas; ya que las jóvenes también esperan que la iniciativa pueda difundir el talento de autores poco conocidos. No solo eso, fue a través de esta red social que fueron capaces de descubrir y contactar con los artistas que donan sus obras para la subasta. "En ese sentido, Instagram es bestial", cuenta Carmen, "es más cercano y cualquiera tiene la posibilidad de acceder al correo electrónico a través de esta red social". También añade que, aunque había veces que no respondían a sus mensajes, o si lo hacían abandonabán el proyecto antes de tiempo, contactar con los artistas no fue la parte más difícil. 

Los obstáculos más grandes se los encontraron en la gestión técnica; desconocían muchos temas. A veces, las alumnas no sabían cómo responder a preguntas sobre modalidades de venta y gastos de envío, especialmente porque no contaban con la asistencia de ningún profesional. Cada miembro encontró por su parte una especie de orientación que les permitió adoptar estos conocimientos adquiridos en los distintos ámbitos que desconocían: Marisa Fuertes, quien ya conoce el mundo laboral, habló con un abogado para administrar la parte legal del proyecto y Carmen Vizcayno contactó con la Casa de Subasta de Fernando Durán para recopilar información.

Con respecto al procedimiento que implica la subasta, los voluntarios crearon una página web que recoge los datos de los artistas, una breve descripción y sus obras. Es a través de este sitio en el que, desde el 25 al 28 de mayo, los interesados podrán rellenar la encuesta de la subasta e indicar los precios que ofrecen por cada creación. Entre el 29 y 30 de mayo, se anunciarán los ganadores de cada obra artística. Se subastan obras de todo tipo (esculturas, fotografías, pinturas e instalaciones) y para todos los bolsillos.  

 
"Jimi Hendrix" de Carlota Pérez de Castro

Las alumnas coinciden en su sorpresa. "Nos ha asombrado la cantidad de artistas que han formado parte del proyecto para colaborar con obras tan distintas y provenientes de sitios tan diferentes" dice Aurea Cabezas. Carmen añade que esa respuesta por parte de la comunidad de artistas genera “un brote de euforia porque da alegría saber que hay personas que quieren ayudar y, además, a través del arte”. Más adelante en la conversación ella agregó que "el arte es el alma que mantiene a la humanidad en pie en hoy". Las alumnas también destacan la implicación y el compromiso que la Universidad ha demostrado con el proyecto. 

El arte en contexto 
Desde hace mucho tiempo, según las creadoras, no había existido un momento que revalorizara tanto el arte como ahora. "El coronavirus ha pegado una gran bofetada a esta sociedad del ya, de lo inmediato, del consumismo, de que se te pase la vida volando y que tengas como tabú la muerte", argumenta Carmen. Por ello, continúa, "La pandemia ha cambiado la percepción que había del mundo artístico porque ahora lo necesitamos más. Ha sido imprescindible para escapar -para pensar en un mundo mejor- durante el confinamiento. En un momento en el que estás triste y agobiado, saber que está la posibilidad de descubrir arte y de inspirarte, de tener el tiempo para ver las pequeñas cosas de la vida, ayuda psicológicamente". 

Las instituciones culturales, como los museos y las galerías, son importantes para la supervivencia del mundo artístico en Madrid. Poco a poco, a medida que las comunidades van cambiando de fase en el proceso de desescalada, estas volverán a llenarse de vida. Pero, aun más vital que estas instituciones son los artistas que exponen en ellas. En medio de esta emergencia sin precedentes, hay un hecho reconfortante: los artistas no dejan de hacer arte y, a través de sus creaciones, no paran de ofrecer un mundo de posibilidades para reconectar.