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El Parlamento iraní ha declarado “grupo terrorista” al Pentágono. Este ha asegurado que tomará “las medidas necesarias” para proteger a sus soldados. El nuevo año ha inaugurado una nueva etapa en las relaciones entre Irán y Estados Unidos, especialmente con la última agresión. Durante la noche del miércoles, Teherán disparó 22 misiles contra dos objetivos militares estadounidenses en Irak: las bases aéreas americanas en Ain Al Asad y Erbil. No se informó inmediatamente de ninguna baja estadounidense o iraquí, aunque se estaba realizando una evaluación del Pentágono.
El ataque, ha explicado el Gobierno iraní, es una respuesta a la ejecución del alto general iraní Qasem Soleimani en Bagdad hace una semana. Soleimani no solo era el general que dirigía la fuerza Al Quds, cuerpo de élite de la Guardia Revolucionaria iraní encargada de acciones en el exterior; también era un símbolo militar para los ciudadanos del país -debido a las exhaustivas campañas de propaganda por parte del Gobierno-. Es más, el líder supremo de Irán, el Ayatolá Alí Jamenei, tenía un “estrecho vínculo paterno con Soleimani”, lo consideraba “un líder de la próxima generación”, según ha analizado el académico Michael Knights en un artículo para Foreign Policy.
"Los precios del petróleo han aumentado y los precios de las acciones mundiales han caído debido a la preocupación por el creciente conflicto en Oriente Medio"
Cuando se anunció por primera vez el asesinato del general iraní el Gobierno americano confirmó que el ataque tenía como objetivo evitar un inminente atentado contra los estadounidenses. Luego, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que la ofensiva se trataba de una respuesta a la muerte de un contratista americano en una base militar iraquí, posiblemente causada por las milicias apoyadas por Irán, o por las violentas protestas en la Embajada de Estados Unidos en Bagdad.
Resulta importante considerar la historia reciente entre los dos países. Irán apoya y financia grupos terroristas que han declarado a la potencia americana como enemiga. A esto, Estados Unidos ha respondido con una asfixiante diplomacia coercitiva; es decir, sanciones económicas que afectan, sobre todo, al pueblo iraní.
Una de las primeras consecuencias de esta inestabilidad en la zona ha sido el alza de los precios del petróleo. El crudo Brent subió un 1,4%, alcanzando los 69,21 dólares por barril. Al mismo tiempo, los precios de las acciones mundiales cayeron debido a la preocupación por el creciente conflicto en Oriente Medio.
En este momento, las tensiones pueden escalar a una guerra abierta o pueden reducirse; ya que, la alternativa es “un ciclo de escalada que podría poner toda la región en llamas” como ha declarado Ali Vaéz, el director del Proyecto Irán en International Crisis Group, una organización no gubernamental dirigida a la resolución y prevención de conflictos armados internacionales. El ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Mohamad Yavad Zarif, ha twitteado que Irán no está buscando una guerra: “Irán tomó y concluyó medidas proporcionadas en defensa propia bajo el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas", anunció en la red social.
Aunque los responsables de reducir las tensiones son las dos potencias involucradas, ¿cómo reaccionarán las potencias europeas? Los líderes de Alemania, Francia y Reino Unido han instado a una enfriamiento de las tensiones en una declaración conjunta. España ha retirado parte de sus soldados desplegados en Bagdad. La OTAN ha informado que "reposicionará" temporalmente a parte de su personal en Irak a diferentes localizaciones, dentro y fuera del país.
"La aplicación del principio de defensa colectiva sostiene que un ataque contra un Estado miembro de la OTAN es una agresión a los otros 29"
En cuanto a la Unión Europea, “jugará su papel para desescalar las tensiones en la región”, ha twitteado el alto representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell; quien, además, ha convocado de manera extraordinaria a los ministros de Exteriores de la Unión Europea este viernes en Bruselas para abordar la situación en Oriente Medio. El ministro de Exteriores iraní también ha sido invitado.
La UE buscará de esta forma dar una respuesta unitaria al incremento de las tensiones de los últimos días en la región. Entre las posibles alternativas que se barajan está la aplicación del Artículo 5 del Tratado de Washington, que determina que un ataque a un Estado miembro significa un agresión a los otros 29. Este responde al principio de defensa colectiva, centro del tratado fundacional de la OTAN. Los Aliados están obligados a asistir al país agredido, siempre en función de los recursos y de las capacidades de cada Estado.
Quentin Lopinot, académico del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), ha analizado otras posibles respuestas, como el aumento de los esfuerzos para facilitar el comercio con Irán, así como la cooperación en proyectos de desarrollo para demostrar la voluntad de invertir en Irán y la creación de canales discretos para el diálogo sobre áreas de desacuerdo con Teherán.
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