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Miguel Venegas es periodista deportivo especializado en fútbol internacional y profesor en la Universidad Francisco de Vitoria. Durante su época de estudiante hacía pellas para colarse en los estudios de radio, y allí cogió una soltura frente al micrófono que le permitió incorporarse al equipo de OndaCero, donde trabaja desde hace dieciséis años. Venegas siente que el periodismo deportivo se centra demasiado en el espectáculo, que se come la actualidad, y en un ejercicio de coherencia, intenta huir de ese pecado y se preocupa por contar las historias que no aparecen en las portadas pero que forman parte de la esencia del deporte. Esto es lo que hace en su sección de La Cultureta (Onda Cero) de la que ha rescatado sus mejores relatos para unirlos en un libro bajo el título de Lo que el pibe le dijo a Dios (Espasa, 2023).
Porque Miguel Venegas es de los que cree que el fútbol sí es cultura. Y por si esto no fuera suficientemente polémico, defiende, también, que existe literatura futbolística de mucha calidad, y reconoce sin remordimientos que disfruta leyendo los cuentos de Roberto Fontanarrosa. Con la publicación de Lo que el pibe le dijo a Dios se une a la lista de los que se han atrevido a juntar las letras con el deporte, y en su libro narra la génesis de muchas de las historias que han hecho del deporte un elemento transformador en la cultura popular. Sobre esto y algunas cosas más, habla en esta entrevista que concede a Corresponsales de Paz.
Acaba de publicar el libro Lo que el pibe le dijo a Dios. ¿Por qué ese nombre para el título?
Para el nombre me ayudó la editorial. Yo soy un desastre para titular, siempre lo he sido, por eso no me dedico a la prensa escrita, supongo. Pero bueno, es la metáfora de Maradona subiendo al cielo para encontrarse con Dios y explicarle por qué el mismo Maradona es considerado un dios en la tierra. Y esto entrelaza con eso que decía Galeano de que “el fútbol es la única religión que no tiene ateos”, que es un poco exagerada, pero que llevándola al deporte en conjunto sí que puede ser acertada. Porque realmente es el deporte la única religión que no tiene ningún ateo. Todos formamos parte de ella, aunque no lo consumamos. De eso va el libro. Entonces el deporte, como toda religión pagana, tiene sus dioses, sus rituales, sus profetas, sus héroes, que al final forman una cultura popular que se hace con las historias de estas leyendas.
¿El fútbol es cultura?
Sí, el fútbol es cultura. Esto es un poco polémico siempre, porque muchas veces cuando queremos hablar de cultura hablamos de arte, de algo que forma parte de un legado cultural muy antiguo. Y eso no lo es el fútbol ni el deporte, pero sí es cultura popular, igual que lo es la televisión. Las series de televisión hoy en día forman parte de la cultura popular y el deporte exactamente igual. Y sobre todo, voy mucho más a lo social. Uno cuando rechaza el deporte lo que piensa es en el telediario explicándote que Cristiano Ronaldo ha tenido una polémica por no sé qué, y eso es fácil rechazarlo. Pero cuando uno se acerca a las historias de la gente que vive el deporte de una manera social, se encuentra que tiene mucho que ver con la cultura popular. Yo en el libro hablo, por ejemplo, del hurling, que es el deporte más seguido en Irlanda, que tiene mucho que ver con el nacionalismo, pero también con la esencia cultural de ellos. Hablo también de las cimas del Everest, de los escaladores en Yosemite, del surf, y por supuesto, hablo de grandes personajes que han tenido unas historias increíbles. Y todo eso al final es cultura. ¿Por qué? Porque son historias, y la cultura que traemos detrás los seres humanos y que compartimos con los nuestros, se hace con historias. Y por lo menos en los últimos 150 años muchas de esas historias tienen que ver con el deporte, que tiene que ver con la cultura popular que compartimos todos.
¿Cree que este libro, de alguna forma, combate ideas del estilo de “el fútbol no es más que 22 tíos corriendo detrás de una pelota”?
"Rechazar el espectáculo es muy fácil, pero no todo el fútbol es espectáculo"
Yo creo que sí. Rechazar el espectáculo es muy fácil y es completamente comprensible. Pero hay un montón de deporte y de fútbol que está fuera del espectáculo. Yo hablo, por ejemplo, del Unión Berlín, un equipo alemán que tuvo que cambiar el estadio cuando subió de categoría y sus aficionados se pusieron a recaudar dinero e incluso muchos de ellos fueron a construirlo con sus propias manos. Y luego, en Navidad, de forma espontánea, surgió una tradición de ir al estadio a cantar villancicos, poner velas y recaudar dinero para ayudar a los niños y la gente del barrio. Eso no está en las portadas de los periódicos deportivos. Lógicamente, no forma parte del fútbol espectáculo, pero por supuesto que es fútbol. Esta semana en la sección hablo de de un equipo italiano que se llama Centro Histórico Lebowski, que está inspirado en El Gran Lebowski, y que es básicamente cómo la gente de un bar de Florencia se junta y crea un club para ir allí, comer juntos y disfrutar del fútbol y pasárselo bien. Bueno, pues es que eso también es el fútbol. Evidentemente eso no está en las portadas, no está en LiveScore ni en DAZN pagando 12 euros. No tiene nada que ver con eso pero es fútbol. También es deporte y eso es lo que en realidad enraíza mucho en la cultura popular. Va más allá de Messi ganando un Mundial con treinta y tantos años, que seguramente también se convierta en parte de la cultura popular. Pero el fútbol no es sólo eso.
Quizás la forma en la que se suele hacer periodismo deportivo no contribuye a ver más allá del espectáculo, los fichajes millonarios, la testosterona…
Claro. Generalmente el periodismo deportivo se centra mucho en el espectáculo, que al final es lo que vende, tanto en el bueno como en el mal sentido. Al final es lo que la gente demanda (o por lo menos eso creemos) porque es lo que está en el día a día. Hoy hay Champions y la gente querrá verla e interesarse de qué pasa, la semana que viene jugará el Real Madrid y nos lo tomaremos a vida o muerte…. Estamos muy centrados en eso. El fútbol espectáculo se ha convertido en algo que nos come la actualidad en el día a día. No hay tiempo para contar historias. Yo lo que hago en la sección de radio que inspira este libro es huir de eso y contar las historias que no se cuentan y que muchas veces no se conocen. Y creo que eso es lo que realmente tiene que ver con la cultura popular, y no el gol de turno, la polémica del bar o el fichaje multimillonario. Es, quizás, volver a la esencia que ha hecho que el fútbol espectáculo sea tan importante en el mundo. Porque esto viene de estadios llenos, de gente organizándose, de historias que van contando de padres a hijos, etcétera.
O sea que sí se puede hacer periodismo deportivo sin caer en el sensacionalismo.
Absolutamente. Incluso se pueden abrir ventanas a otras historias que no se cuentan habitualmente, como en este caso. Es verdad que no es fácil, porque en la actualidad con las audiencias, los patrocinadores y demás, todo tira mucho a lo mainstream, digamos. Pero se puede hacer. Yo siempre digo que nuestra labor es tener muchos oyentes y contar las cosas que quieren, que interesan a todo el mundo, pero también enseñar algunas historias que no conocen. No lo sabemos, pero en realidad sí las queremos escuchar, porque son muy interesantes.
Esto es lo que hacemos en La Cultureta de Onda Cero: contar historias. Algunas tienen que ver con la actualidad, otras no, pero al final son una excusa para descubrir los lazos que unen el deporte y la cultura. Yo siempre pongo el ejemplo de Gabriel García Márquez. Hubo un momento en el que yo quería escribir sobre él por capricho y busqué la forma de enlazarlo con el deporte. Descubrí (aunque más o menos ya lo sabía) que García Márquez, cuando fundó una una revista cultural en Barranquilla o en Cartagena, el primer reportaje que hicieron fue de un fichaje que había hecho el equipo local, y fue una cosa muy viral. Él intentó hacer algo de periodismo deportivo, pero le salió un poco desastre. Estas historias que voy descubriendo al final también son una excusa para unir el deporte y la cultura, o por lo menos para demostrar que están unidos.
Ahora que ha mencionado a García Márquez, ¿diría que hace falta más literatura futbolística?
"Estamos en un proceso de legitimización de la literatura deportiva"
Bueno, yo creo que no hace falta. Creo que hay mucha y estamos no sé si en un pequeño boom pero sí en un proceso de legitimación de los libros deportivos. Incluso hace un año estuve en una charla en la Cuesta de Moyano sobre fútbol y literatura, y la premisa era “por qué no hay literatura de fútbol”, pero en realidad sí hay. Hay mucha y muy buena. En España y en Francia, a diferencia de algunos países anglosajones o de Argentina, por supuesto, siempre se ha mirado un poco al deporte, y al fútbol en concreto, como algo bárbaro que está muy alejado de la cultura y de la literatura. Esto, como digo, no ha pasado en Argentina, donde hay grandísimos escritores, premios Nobel incluso, que han escrito de fútbol. También en Inglaterra, o en Estados Unidos, sobre el deporte en general. Pero creo que ahora nos estamos quitando ese complejo en España y están saliendo un montón de libros interesantes que han alcanzado cotas de calidad muy importantes a nivel mundial. Yo pongo el ejemplo de Open, de Agassi, que no lo escribió Agassi, obviamente, lo escribió un Pulitzer, J. R. Moehringer, y es un libro fantástico. Es una autobiografía, pero se convierte prácticamente en una novela y es de mucha calidad. Al final, como el deporte tiene tantas historias, es normal que surjan libros y cada vez mejores.
Aprovechando el lugar en el que estamos, ¿qué aspectos cree que le aportó su paso por el grado de Periodismo en esta universidad a la hora de desarrollar su trabajo?
A la hora de desarrollar mi trabajo, sobre todo en la parte práctica. En nuestro caso teníamos mucha libertad para acceder a la radio. No era como ahora que tenéis estos pedazo de estudios y hay una programación hecha por nosotros directamente. Cuando hacíamos pellas, bajábamos a los estudios de radio y nos poníamos a hablar, y esa libertad de bajar a la radio, coger un micrófono y hacer cualquier cosa entre nosotros como si fuera un juego, creo que nos dio soltura en el micrófono, o al menos nos quitó el miedo. El primer día en OndaCero me acuerdo de que iba a entrar en el informativo y alguien me dijo: “Tranquilo, solo te están escuchando unas 10.000 personas”. Me puse en el micrófono y no estaba nervioso. Y luego en mi caso fue muy importante el amor por la por la cultura y literatura que desarrollé aquí, y que no sé en qué grado me ha podido ayudar en mi trabajo, pero me ha dado una identidad que creo que está muy bien.
En el libro cuenta también que era tanta la influencia de Pelé que su presencia en una gira con el Santos por África llegó hasta a parar una guerra civil. ¿Es Pelé el mejor futbolista de la historia?
"Pelé convirtió el fútbol en lo que es ahora"
Buena pregunta. No lo sé. Yo tiendo a pensar que las comparaciones son odiosas porque son épocas tan diferentes que es imposible decirlo rotundamente. Lo que sí tengo claro es que quienes vieron en su infancia y juventud a Pelé tienen claro que es el mejor de la historia. Quienes vieron en su infancia y juventud a Maradona creen que Maradona es el mejor de la historia. Y ahora la mayoría de chavales que han visto a Messi creerán que él es el mejor de la historia. Lo que pasa es que Pelé tiene mucho que ver con la Arcadia del fútbol. Pelé cambia el fútbol y hace del fútbol lo que es ahora. En un momento en el que ni siquiera en Brasil existía el campeonato nacional, si no que era todo campeonatos por estados, y en el que, por supuesto, no había televisiones que dieran todas las ligas del mundo. Pero cada cuatro años había un Mundial y llegaba Pelé y Europa se quedaba alucinada y decía “¿este tío de dónde sale?” Una exuberancia física, una calidad, una creatividad increíble. Y no había ninguna duda de que era el mejor. Luego Maradona fue otro ídolo absoluto y Messi ha sido el dominador en los últimos años. Es muy complicado. Lo que sí se ha tenido claro siempre es que Di Stéfano, Pelé, Cruyff y Maradona eran los cuatro grandes y estaban por encima de todos los demás. Ahora creo que Messi ha entrado en ese Olimpo y ahí quien quiera que discuta. Pelé ha ganado tres mundiales, que es una cosa que no sé si se volverá a repetir. Maradona ha sido tan increíble que nunca se ha repetido una exhibición individual tan grande como la suya en el Mundial de México. Y Messi lo que ha tenido es una carrera de 20 años increíble. Cada uno tiene sus argumentos para ser el mejor del mundo. No creo que nos podamos poner de acuerdo. Y de hecho creo que es mejor no ponerse de acuerdo.
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