"El secreto de una buena edición es ponerle cariño"

Abel Gómez, alumni de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV), comenzó su carrera profesional en el mundo de la televisión en Mediapro, gracias a una beca de la UFV. Ha tenido la suerte de trabajar en producciones que han tenido éxito como La Voz, Hermano Mayor o Factor X. En total ha colaborado en más de 40 programas desde 2003. Actualmente Abel es editor de MasterChef y Cocineros al volante. El alumni UFV comparte cómo es su trabajo y los secretos detrás de las cámaras de estos célebres programas de televisión.

¿Cómo es trabajar en MasterChef?
Muy gratificante. No te permite poner el piloto automático porque cada situación, cada cocinado, es distinto al anterior. Para que salga bien no puedes relajarte.

¿Cuánta gente forma el equipo?
En MasterChef hay más gente que en la guerra. En edición somos un coordinador y ocho montadores, tres guionistas con sus tres premontadores, dos ayudantes y dos digitalizadores. En total, entre cámaras, producción, redactores, culinarios y demás, seremos unas 200 personas. Es un programa muy grande

¿Cómo surgió la oportunidad de trabajar en programas con esta temática?
Te llaman y si funcionas te quedas. Lo que se busca en un montador es que sepa contar historias y que sea rápido y fiable.

¿Qué le parece el auge de los programas de cocina que está habiendo en los últimos años?
Son modas. Cuando algo funciona, todas las cadenas se tiran a copiarlo. Hace no mucho, coincidieron en parrilla hasta seis programas de cocina y ahora solo quedan dos. Cuando el espectador se satura se pasa a otra cosa.

¿Qué programa utilizan para montar lo vídeos de Masterchef?
Como en la mayoría de los programas grandes, se utiliza Avid.

A la hora del montaje, ¿en qué se intentan distinguir de otros programas como TopChef o Cocineros al volante?
Una de las cosas en que más se incide en la edición de este programa es que se entienda el cocinado. Esto, cuando tienes 15 aspirantes realizando 15 recetas distintas, es complicado y necesita mucho mimo.

La realización del programa, ¿se hace en directo o en postproducción?
Casi todos los programas de prime time están montados enteros (salvo que vayan en directo, claro). Esto te permite cuidar mucho más el producto. En MasterChef se graban unas 70 horas por programa, que, tras la edición, se convierten en dos. Por otra parte, los aspirantes cocinan durante dos horas, y eso hay que contarlo en 15 minutos.

¿Cuál es el secreto de un buen guion y edición?
Ponerle cariño. Por encima del estilo, lo más importante es que se entienda lo que se quiere contar.

¿Qué cámaras y materiales usan?
Nueve cámaras en plató, siete en exteriores, grúa, octocóptero… lo que sea necesario para que luzca como luce.

¿Cómo hacen los casting de los concursantes?
Primero hacen una prueba de emplatado. Traen el plato cocinado de casa y lo terminan allí. Los mejores realizan una prueba presencial de cocinado que los culinarios valoran. En la última fase son Pepe, Samantha y Jordi quienes catan los platos y deciden quién tiene el nivel para entrar a MasterChef.

¿Pone en práctica las recetas que ve en los programas?
Sí, y resulta un problema para la cesta de la compra. No puedes encontrar nitrógeno líquido en el Mercadona. Es broma. No me ha dado por cocinar haciendo MasterChef, como tampoco me dio por cantar cuando estuve en La Voz ni por maltratar a mis padres haciendo Hermano Mayor.

¿Considera que MasterChef ayuda a los jóvenes a comer nuevos alimentos y reducir el consumo de comida rápida?
Gracias a MasterChef se han popularizado alimentos y técnicas de cocinado que hasta entonces no conocíamos. Eso ha hecho que la gente tenga más curiosidad por la cocina y esté abierta a nuevas experiencias culinarias. Por otro lado, las cadenas de comida rápida han detectado este fenómeno y han contratado a chefs de renombre para que les elaboren nuevas recetas.

Cuando acaba la temporada de MasterChef, ¿qué proyectos tiene?
En la tele nunca se sabe. Todo va muy rápido. Lo normal es que los montadores cerremos los proyectos a un mes vista como mucho, así que aún es pronto para saberlo.

¿Cómo recuerda su paso por la UFV?
Fueron cinco años que se me pasaron volando. Estoy muy satisfecho de haber tenido la oportunidad de aprender de grandes profesionales y de haber podido contar con esa cantidad de medios. Aun así, me queda la sensación de no haber sabido aprovechar todo lo que la universidad me ofrecía, que era mucho. Si pudiera volver atrás lo exprimiría al máximo.