¿Estamos ante una revolución en Irán?

Manifestación en Irán. Fuente: EFE

Hugo García Reina | C_dPaz | 19 OCT 2022

La muerte de la joven iraní Mahsa Amini el 16 de septiembre, después de ser arrestada por la policía de la moral por llevar el velo de forma “incorrecta”, fue el germen de un período de protestas que han tenido un fuerte calado en la sociedad y que perdura hasta el día de hoy. La principal característica del movimiento que sacude la normalidad en Irán es el protagonismo del velo. Miles de mujeres se han echado a la calle, plantando cara a la dura represión que sufren, al tiempo que exigen “libertad” y se quitan los velos.

El investigador en la Universidad de Navarra y experto en Relaciones Internacionales y Medio Oriente, Javier Gil, explica cuáles son las causas y consecuencias que se pueden extraer de este conflicto, más allá de los eslóganes y los videos virales que recogen a mujeres de todo el mundo cortándose un mechón de pelo en señal de solidaridad.

“Atacar el velo es atacar el régimen y todo lo que él significa”, J. Gil

Durante los últimos cuarenta años en Irán se han producido manifestaciones de forma casi ininterrumpida, un fenómeno que se ha intensificado más, tanto en número como en intensidad, en la última década. Sin embargo, para Javier Gil, el rasgo diferencial del movimiento actual es que, a diferencia de los surgidos anteriormente – motivados por cuestiones específicas como la crisis o el fraude electoral – las protestas de hoy confrontan directamente al régimen. “Si hay un símbolo que define a la República Islámica de Irán, es el velo. Atacar el velo es atacar el régimen y todo lo que él significa”.

También es relevante el hecho de que gran parte de la sociedad iraní se ha unido a las protestas, pues, al anhelo de libertad y reformas que han liderado las mujeres, se suma el desplome económico que el país sufre desde hace varios años – debido, en parte, a las sanciones de Estados Unidos – y a la desazón que genera un Gobierno cuyo conservadurismo desalienta cualquier posibilidad de reforma. “La población iraní se queja de que el régimen gaste los recursos en el programa nuclear y en armar milicias en lugar de en los intereses de la gente”, explica Gil.

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¿Estamos ante una revolución?
Aún es pronto para adivinar si el movimiento de protesta puede desencadenar en una auténtica revolución. En todo caso, tal y como sostiene Javier Gil, “si tuviera éxito, no hay que esperar que suceda en cuestión de días o semanas, sino que puede extenderse hasta más de un año”.

A pesar de esta incertidumbre, el investigador expone una serie de ingredientes que jugarían un papel determinante para las probabilidades de éxito del levantamiento: la división del Gobierno, el apoyo del ejército a los manifestantes, las huelgas de comerciantes y la unidad de la oposición.

En primer lugar, la división dentro del Gobierno, de momento, no se está produciendo, y el apoyo del ejército a los manifestantes es un escenario que Javier Gil considera “difícil”, pues la fuerza militar de Irán no reside en las fuerzas estatales, sino en la Guardia Revolucionaria afín al régimen.

Las huelgas en el bazar, sin embargo, sí se están produciendo. Pequeñas y medianas empresas han comenzado a cerrar sus negocios, y transportistas y trabajadores de la industria petrolífera se suman a la huelga. “De cara a la sociedad estas huelgas pueden suponer un signo de posibilidad de victoria. Y en caso de que se una a ellas el sector del metal, que proporciona mucho dinero al Gobierno iraní, es probable que se llegue a un punto de no retorno”.

No obstante, el optimismo que puede surgir de las huelgas queda atenuado por la debilidad de una oposición poco organizada y sin un liderazgo definido. “Mientras no haya coordinación, las protestas son fuegos que acaban por extinguirse”, concluye Javier Gil.

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Fuente: Javier Gil Guerrero

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