A pesar de que su pasión son las plantas, la vida llevó a
Diego Mazón a formarse como periodista en la
Universidad Francisco de Vitoria. El destino le fue acercando cada vez más al mundo militar, hasta que le situó en la sección de
Defensa del
diario La Razón. Ahí colaboró durante 11 años, hasta que el ministro Pedro Morenés le ofreció dirigir el gabinete de comunicación del ministerio. La curiosidad y el interés por ver las cosas “desde el otro lado” le animaron a aceptar el cargo. Diego Mazón hace balance de su gestión comunicativa al frente de Defensa y analiza algunos de los acontecimientos históricos más relevantes que estamos viviendo.
¿Considera que la gestión informativa del último ataque terrorista en Europa, el de París, fue adecuada?
Depende de qué medios y de qué país. En el caso de España, cada medio ha tratado de forma distinta estas informaciones, sobre todo en cuanto a la definición del tipo de terrorista del que estamos hablando, que yo creo que depende en parte del accionariado que tienen.
Creo que el tratamiento ha sido bueno y se han dado fenómenos muy interesantes de ver y de estudiar como el “apagón informativo en Bélgica”, es decir, cómo los medios de comunicación son también un arma a la hora de afrontar la lucha contra el terrorismo. Y en el caso de Francia hemos visto la increíble profusión de actos cubiertos o difundidos a través de medios no tradicionales, como los vídeos de los cantos de La Marsellesa, que han sido virales. Se ha creado, a través de los medios de comunicación, una especie de espíritu colectivo muy curioso.
¿Considera que los medios deberían de sumarse por propia iniciativa a los apagones informativos siempre que se desarrollen operaciones antiterroristas?
Soy partidario, ¡también es verdad que trabajo en el ámbito de la seguridad! Esto ya lo hemos vivido en España en la época de ETA. Cuando iba a haber una operación todos los medios de comunicación lo sabían, pero nadie decía nada para asegurar el éxito de la operación. Es un arma eficaz en el sentido que al igual que nosotros, los terroristas se enteran de las cosas a través de los medios de comunicación y las redes sociales. A la sociedad no le pasa nada por estar tres horas sin información.
Pero hoy en día los propios ciudadanos muchas veces se convierten en emisores de informaciones. ¿Eso cómo se controla?
¡Ahí está! Por eso decía que es muy interesante el caso de Bélgica, el apagón informativo secundado por todos los ciudadanos. Y es que ahí hay una conciencia colectiva de seguridad, algo muy extendido en los países europeos, pero no tanto en España. Y esta es una de las parte de mi tesis, en la que me he basado para hacer la comunicación en este ministerio: el resto de Europa ha vivido dos guerras mundiales y nosotros no, lo que hace que el reto de Europa tenga una conciencia de enemigo externo que nosotros no tenemos. El último enemigo externo de España es del siglo XIX. El 11-M tampoco tuvo unos efectos tan fuertes en nuestro acervo colectivo en ese sentido.
¿Ha puesto en marcha el Gobierno español algún protocolo de comunicación específico en relación con la amenaza yihadista?
En el caso de la lucha antiterrorista, que es propiamente de Interior, creo que como tenemos la experiencia notable de lo de ETA, tienen los esquemas muy claros y la comunicación va siempre a posteriori, lo cual es muy importante.
En el caso de Defensa, tenemos una parte muy importante de lucha antiterrorista en el exterior, es decir, en los orígenes de ese terrorismo. Así que lo que intentamos es mostrar el trabajo que estamos haciendo en Iraq, Mali, República Centro Africana, Líbano, Turquía… Es una política activa de comunicación respetando el límite de la seguridad de los que intervienen en esos procesos y de los propios ciudadanos.
¿Cree que es acertada la decisión de algunos medios de publicar los vídeos e imágenes sobre las atrocidades cometidas por el Daesh con el fin de hacernos conscientes del peligro?
No creo que estemos tan insensibilizados, sino que no tenemos más bien esa conciencia de seguridad desarrollada, como comentaba antes. Es decir, vemos esas informaciones y generamos un proceso de horror repentino, un espasmo, pero al día siguiente volvemos a poner “Gran Hermano”. Y esto ocurre porque esa imagen horrible no engancha con nuestra conciencia de seguridad y de compromiso. Y es que la defensa nacional no es un tema solo de los militares, es un derecho y una obligación de todos los ciudadanos, pero eso tampoco lo tenemos interiorizado.
¿Y qué pueden hacer los medios para contribuir a generar esa conciencia de seguridad y de compromiso?
También es un proceso de interiorización de los propios medios, en cuanto a participar de esa seguridad, es decir, ser conscientes de que lo que ellos hacen puede afectar. Hay una parte que sí la tienen clara, en relación con el terrorismo de ETA, pero hay otra que no tanto como es el caso de la defensa nacional, en temas de Interior y Defensa.
Actualidad militar y política
Cómo definiría la situación actual de guerra que vivimos con Daesh: ¿una guerra de civilizaciones, la III guerra mundial?
Bueno, ahora mismo en el punto en el que estamos la definiría como la “guerra de Francia”. Esta guerra no es nueva, la llevamos luchando muchos años, pero ha cobrado mayor virulencia en el año 2001 con la caída de las Torres Gemelas. En esta guerra global estamos todos implicados clarísimamente. Tiene tantos componentes como para poder hacer un análisis serio o razonable en esta entrevista.
En cualquier caso, no es una guerra de civilizaciones. Es una guerra de lo bueno contra lo malo, simple y llanamente. Y lo bueno ya no son solo los valores de Occidente, porque en la coalición anti Daesh también participan países musulmanes como Jordania y Marruecos. Es una guerra del bien contra el mal, de la libertad contra la opresión; de la paz contra la tortura y el terror… No es una guerra de civilizaciones, en todo caso de la civilización contra la incivilización más absoluta.
¿Por qué surge Daesh?
Es muy sencillo decir que Estado Islámico nació porque Bush invadió Iraq. Pero no, esto viene de mucho antes. De errores como la guerra de Libia, lo que hicimos todos nosotros al grito de “viva la democracia”. Tiene una serie de implicaciones con las Primaveras árabes que aplaudíamos con las orejas, tiene mucho que ver con la decadencia de Occidente… Y además, fijaos en la zona en la que está pasando todo esto: kurdos, sirios, iraquíes, Arabia Saudí, Irán, chiíes, suníes, libaneses…
¿Es verdad que el Gobierno estaba esperando, como dice parte de la opinión pública, a que pasaran las elecciones del 20-D para colaborar con Francia?
Vamos a ver… En la última legislatura España ha lanzado siete misiones vinculadas en la lucha contra el terrorismo. En Senegal y Gabón estamos desarrollando misiones bilaterales con Francia. Les apoyamos en lo que nos pidan, por ejemplo traslado de soldados franceses. En Mali, República Centro Africana y Somalia desarrollamos misiones de formación. En Turquía hemos desplegado una batería de misiles para proteger a los turcos frente a posibles lanzamientos de proyectiles desde el norte de Siria. Y en Iraq tenemos 300 soldados en tareas de formación, el triple que Alemania.
Este año hemos desplegado en esas misiones 3.600 soldados, y nos han costado 315 millones de euros. España está implicadísima y además desde hace muchos años. No estabamos esperando a que pasasen las elecciones para apoyar a Francia, sino que estamos cumpliendo con el procedimiento oficial que se tiene que seguir.
¿Y cuál es este procedimiento?
Cualquier operación militar en cualquier organismo (ONU, OTAN, etc.), se define el objetivo militar y las capacidades que se necesitan para alcanzarlo. Se convoca una Conferencia de Generación de Fuerzas, en la que cada país dice lo que puede hacer de esa lista para evitar que todos ofrezcan lo mismo o cosas innecesarias. Si os fijáis, las contribuciones que por ahora han planteado el resto de países son más un respaldo político que un respaldo militar real. Enviar fragatas a escoltar el portaaviones Charles de Gaulle no es especialmente útil. Las fragatas solo sirven para escoltar, en este caso a un portaviones, pero hasta donde sabemos Estado Islámico no tiene capacidad para atacar a un portaaviones. Estas fragatas tampoco tienen misiles para lanzar sobre suelo sirio, así que no son especialmente útiles.
Cando se haga esa petición oficial, ¿qué capacidades y material podría aportar España?
Lo que nos diga Francia que necesite. Dentro de unos límites numéricos y de capacidad de vehículos, podríamos realizar cualquier misión: desde bombardeo a despliegue de portaaviones, reabastecimiento en vuelo… Tenemos infantería de sobra, pero hasta ahora se ha dicho que no se va a intervenir así. Hay que tener en cuenta que además, todas estas misiones las realizamos con un presupuesto bastante ridículo; es la cuarta parte del presupuesto con el que cuenta Francia, o una quinta parte del presupuesto de Inglaterra. ¡Y somos el principal contribuyente de la Unión Europea en las misiones en el exterior!
¿Y por qué no se va a intervenir con militares sobre el terreno?
Si comparas la misión en Afganistán, que era muy de combate, con la coalición anti Daesh, lo primero que tienes que tener en cuenta es que el Gobierno afgano nos recibe y nos pide que por favor combatamos a este grupo porque ellos no pueden; sin embargo, en la coalición anti Daesh, el mundo árabe te dice “no pongas aquí una bota de combate”, así que decidimos no intervenir porque de lo contrario el problema sería mucho mayor.
¿Por qué en esta legislatura España ha hecho especial hincapié en África?
Porque es un terreno evidente de confrontación en los próximos años, es un continente que hay que desarrollar, pero incluso ya por propio egoísmo. Y es que dentro de 30 años África tendrá 1.200 millones de habitantes más. ¿A dónde van a ir? O generas un bienestar en un continente así o ya veremos el futuro.
Recientemente se han sumado Ciudadanos, UPyD, Unió y PAR al pacto antiterrorista y Podemos se ha abstenido…
¿Sabes cuál es el problema de todo esto? Que si esto hubiese ocurrido hace un año, no hubiésemos obtenido ni la mitad del apoyo, pero claro estabamos en la época en la que estabamos (elecciones generales). Ahora bien, me parece fenomenal que se hayan unido. Es fundamental tener una unidad política y poder llegar al nuevo Congreso que se forme con el apoyo del 90%.
Podemos se ha abstenido y proponen “Siete medidas para trabajar por la paz y por la derrota del terrorismo de Daesh”. ¿No podrían llevarse a cabo, algunas de ellas, de forma complementaria a una intervención militar?
Sí, las he leído. La coalición anti Daesh existente trabaja para cortar las vías de financiación. Ahora bien, sentarse a negociar por la paz es una preciosidad, pero hacerlo con Abu Bakr al-Baghdadi (califa de Estado Islámico) que hace barbaridades como quemar niños vivos o sumergirlos en agua… Ojalá no hubiera guerras, pero hay que ser sensatos.
¿Pero se llevan a cabo medidas complementarias a las militares, por ejemplo para impedir la compra de petróleo vendido por Estado Islámico?
Sí, pero claro, ¿quién compra este petróleo? Intentar ver las cosas que suceden en ese entorno con la visión de Madrid es bastante complicado. Por supuesto que hay que destruir las vías de financiación, claro que sí, pero también hay que destruirles militarmente.
¿Y qué papel juega Turquía en todo esto? Se dice que financia a Estado Islámico.
Turquía es un miembro de la OTAN, es aliado y no tenemos por qué sospechar de ellos. Ahora, dentro de esa zona tienen otra serie de preocupaciones: los kurdos, el Mar Negro con Rusia encima… Geoestratégicamente es la peor zona del mundo para hacer cualquier cosa. Hay un equilibro de poderes en el mundo musulmán que se está jugando ahí. Y luego está Rusia que es el gran actor de esta guerra.
¿Para solucionar esto es necesario que las monarquías saudíes lideren esa intervención militar?
Aquí tiene un papel muy muy significativo Jordania, que básicamente es Arabia Saudí. Esa coalición anti Daesh lleva sus ritmos, marcados por Estados Unidos y por los árabes que participan en ella. También es muy importante el papel de Irán, el general y el jefe del Estado Mayor del ejército Iraquí que toma Mosul es un general iraní. ¿Y por qué un iraní acaba luchando con los iraquíes? Pues porque el iraní es chií y los otros son suníes; entonces ya entran en juego otros factores que lo complican más. Pero que Irán esté un poco liderando la lucha musulmana contra este grupo es un buen asunto.
Dentro de dos semanas publicaremos la
segunda parte de la entrevista, en la que el director de Comunicación del ministerio de Defensa, Diego Mazón, comparte cómo ha vivido a nivel personal y profesional la gestión comunicativa de los que han sido para él los
momentos más difíciles al frente de la comunicación del ministerio, entre ellos, el escándalo de
Zaida Cantera, la reciente
destitución de Julio Rodríguez, el
accidente del helicóptero con tres militares en las costas del Sáhara Occidental, entre otros.