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El conflicto entre Israel y Hezbolá tiene décadas de historia, en las que se han producido varios enfrentamientos. La escalada más reciente comenzó el 8 de octubre de 2023, el día después del atentado terrorista perpetrado por Hamás que dio lugar al inicio de la última fase de la guerra en Gaza. En señal de apoyo a Hamás, el grupo terrorista Hezbolá envió misiles contra Israel.
El Líbano está en gran medida bajo la influencia de Hezbolá. El Gobierno libanés, debilitado por la falta de un presidente desde la dimisión de Michel Aoun en 2022, no ha podido nombrar un sucesor. La fragmentación política de Líbano, con un sistema basado en cuotas religiosas, dificulta la formación de un Gobierno sólido.
La incursión de Israel en Líbano
Los libaneses más jóvenes no han llegado a conocer la violencia de la guerra civil que vivió su país y que finalizó en 1990. Es durante esta guerra cuando surge Hezbolá como un grupo de resistencia armada contra la invasión israelí de 1982; país que aprovechó el estado crítico de Líbano para tratar de imponer un Gobierno afín de corte cristiano maronita. Esta operación le permitiría reducir la amenaza del Frente de Liberación Palestino en su frontera norte y asentar el predominio israelí de la región.
En su primer manifiesto en 1985, Hezbolá prometió expulsar a los poderes occidentales del país, destruir el Estado de Israel y juraba lealtad al líder supremo de Irán, con quien tiene una fuerte alianza ideológica y económica. Actualmente, Hezbolá es la fuerza más poderosa en Líbano, cuenta con representación parlamentaria y una importante presencia militar.
Cómo lo están viviendo los jóvenes libaneses
La guerra de 2006 fue la última gran confrontación entre Israel y Líbano. Hoy, jóvenes como Christopher Bassil y Elio Hajinian describen la llegada de desplazados y las tensiones provocadas por la presencia de Hezbolá en áreas civiles, lo que las convierte en blancos potenciales para el ejército israelí. Esta semana, Naciones Unidas ha cifrado en alrededor de un millón el número de personas desplazadas a causa de los ataques israelíes desde octubre de 2023. En concreto, cerca de 400.000 libaneses han abandonado sus hogares desde la nueva oleada de bombardeos del ejército israelí en Beirut, que ha causado hasta la fecha más de 1.000 muertes.
"Si algún militante de Hezbolá entra sin que lo sepamos, nuestra zona se convierte en un objetivo para Israel", Christopher Bassil
Christopher Bassil, estudiante de Derecho y Relaciones Internacionales en la Universidad del Santo Espíritu de Kaslik, está viviendo de primera mano la llegada de los desplazados a su ciudad, Ghazir. “Muchas personas están acogiendo en sus casas a los refugiados, además hay iglesias y colegios que han abierto sus puertas […] Aunque la mayoría son buenas personas, surgen tensiones porque algunos no quieren firmar contratos ni dar depósitos o incluso registrarse en los municipios. Esto es un problema porque si algún militante de Hezbolá entra sin que lo sepamos, significa que nuestra zona se convierte en un objetivo para Israel.” Elio Hajinian, alumno de Arquitectura, comparte este temor: “Hay mucha tensión, especialmente porque sabemos que Hezbolá ha escondido armas en zonas civiles, lo cual nos convierte a todos en objetivos, si el conflicto se extiende”.
Los ciudadanos de Líbano, especialmente la comunidad cristiana que representa aproximadamente el 35% de la población, no sienten que esta sea su guerra. Lo ven como un conflicto entre Israel e Irán, a través de Hezbolá, que usan al Líbano como campo de batalla. “Hay una diferencia notable entre los sectores en su respuesta a la situación”, comenta Elio Hajinian, “la mayoría de los cristianos se oponen a las acciones de Hezbolá y no quieren que el Líbano se vea arrastrado […] Sin embargo, la narrativa de resistencia de Hezbolá resuena más en las zonas musulmanas, donde creen que Hezbolá defiende al Líbano y los apoyan incluso si eso significa soportar más dificultades”.
Cedric Frangi, estudiante de Derecho y Ciencias Políticas con máster en Seguridad Internacional, lamenta: “Se trata de respeto; a la mayoría de suníes y cristianos no les gusta Hezbolá. Es una cuestión delicada, especialmente porque hay jóvenes que desfilan con imágenes y banderas de Hezbolá en las regiones en las que son refugiados, sabiendo que provocan a la gente”. Elio vive en Hammana, un pueblo al norte, en el Monte Líbano, pero incluso ahí se están notando cambios en la vida diaria: “hay menos movimiento en las calles, la gente se queda más en casa y las tiendas cierran temprano.”
Tras la intervención de Irán en la guerra y los ataques de Israel en Beirut, los jóvenes temen que no pare la escalada y que pronto todo el país se vea envuelto en la violencia de la guerra que se había tratado de evitar durante tanto tiempo.
¿Qué depara el futuro?
El miedo, la tensión y la preocupación marcan el día a día de los libaneses. Aquellos que no están actualmente viviendo en el país, como Cedric Frangi, están siempre pegados a sus dispositivos, leyendo análisis y noticias: “Me encuentro incapaz de hacer nada. Estoy bien, pero mentalmente agotado”. Otra gran preocupación es decidir si abandonan sus hogares o se quedan a proteger lo que tienen. Christopher lo tiene claro: “Tengo pensado quedarme en casa porque es el sitio más seguro por ahora, pero estamos preocupados porque escale el conflicto y se destrocen las carreteras. Estoy triste porque mi pueblo en Beirut estaba dividido por la frontera entre sectores y ha sido destruido”.
Como estudiantes, la incertidumbre también se traslada a su futuro académico y profesional. “Todas las universidades han cerrado sin fecha de vuelta. Hay rumores de que Israel está planeando invadir todo el país, así que no sabemos lo que va a pasar”, dice Nour Kmeir, estudiante de Interpretación. Cedric lamenta que esta situación “afectará a nuestro futuro, en el sentido de que no habrá un futuro del que hablar en el Líbano”. Otros, como Christopher, se muestran más optimistas: “Será mucho más difícil, pero estamos haciendo todo lo posible para sacar adelante nuestros estudios, porque nadie está preparado ni acepta graduarse más tarde”.
"Tenemos que elegir un presidente. Solo entonces podremos declarar oficialmente que no queremos esta guerra", Elio Hajinian
Ya no hay un pueblo o ciudad seguros en el Líbano, ya que Hezbolá está por todas partes. Israel ha entrado oficialmente en el sur del país. Donde algunos ven esta intervención como un apoyo internacional, Elio Hajinian ve una escalada innecesaria: “no entiendo cómo una gran parte de la población libanesa cree que Irán puede hacer algo por ellos y contra Israel. Irán intentó bombardear Israel, pero no ocurrió nada significativo. La mayoría del pueblo libanés apoya la causa palestina, pero no podemos suicidarnos yendo solos a esta guerra. Podemos apoyar políticamente a Palestina, pero ya basta. Nadie se ocupa de los libaneses que se ven obligados a abandonar sus hogares por miedo a ser heridos o asesinados”. Elio concluye con un llamamiento a las urnas: “A fin de cuentas, tenemos que elegir un presidente. Tenemos que hacerlo. Solo entonces podremos declarar oficialmente, a través del Gobierno, el Parlamento y del Presidente, que no queremos esta guerra. Por nuestra parte, se acabaría. Con ese paso, el mundo podría ayudarnos y, con suerte, Hezbolá entregaría sus armas al Gobierno y al ejército libaneses. Es injusto que nos arrastren a una guerra que no podemos manejar sin que nos consulten”.
Incertidumbre, violencia, destrucción, movilización masiva de refugiados? Se han vuelto experiencias cotidianas para Cedric Frangi, Elio Hajinian, Nour Kmeir y Christopher Bassil.
— Corresponsales de Paz (@C_dPaz) October 11, 2024
👉🏼 Puedes leer su testimonio completo aquí:https://t.co/HKpqm8LpeI pic.twitter.com/CuU2qcrNBl
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