La primavera llega a América Latina

El título de este artículo no solo hace alusión a una apología política sobre sucesos acontecidos en dos regiones del mundo, también coincide perfectamente con las condiciones climáticas que experimentan la mayoría de los países que nos ocupan en esta ocasión. Las naciones latinoamericanas ubicadas en el hemisferio sur –Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Perú, entre otros– se encuentran disfrutando de la primavera, estación que para ellos inicia el 1 de septiembre y finaliza el 30 de noviembre.

Esta etapa climatológica propia del sur, está coincidiendo con otro tipo de primavera que proyecta un resurgimiento, un renacer ciudadano. En este caso, como símil vemos a la primavera representando la “juventud” y como antítesis tendríamos al otoño representando la “vejez” o el “ocaso” de un modelo o sistema. Algo parecido sucedió en el Medio Oriente cuando en el 2011 iniciaron protestas anti gobierno que dejaron como resultado el derrocamiento de varios, como es el caso de Zine El Abidine Ben Ali (1987-2011) quien por muchos años gobernó Túnez; o Hosni Mubarak (1981-2011) quien era un “de facto” faraón en Egipto.

América Latina también tiene su propia manera de sacudirse de los viejos modelos y acogerse a la esperanza de renovación:

Bolivia
Los resultados de las elecciones bolivianas no se han confirmado más allá de la duda razonable. Señalé que desde mi experiencia como observador electoral internacional, podría decir que “el cambio fue sorprendente en la tendencia del voto, el cual se pudo apreciar en la transmisión de los resultados preliminares tras el cierre del proceso. Nos dejaron con más dudas que certezas y esto provoca el aumento de la pérdida de confianza en los resultados”.

Evo Morales continúa adicto al poder; sin embargo, el pueblo de Bolivia seguirá la motivación de sus vecinos –Chile, Ecuador y el Perú– y se conquistará a sí mismo en las calles si las autoridades no son capaces de respetar la que fue su voluntad en las urnas.

Chile
Se nos vendió Chile como el milagro económico de una nación que todos deberíamos emular. Sin embargo, nos olvidamos de lo más importante: la gente. Nos olvidamos de preguntarle a la gente que vivía esa ‘realidad idílica’, nos olvidamos de ir a la fuente ya que las personas no son números ni cifras y solo a través del bienestar del ciudadano de a pie puedes medir el éxito de una política pública.

Todo esto me trajo a la mente una visita que el ex presidente chileno Ricardo Lagos realizó a la República Dominicana en 2009. En su conferencia, Lagos señalaba que el gran desafío de los países latinoamericanos era la redistribución de la riqueza con crecimiento económico. ¡Cuánta verdad en ese pensamiento!

Aquel enunciado de Lagos en 2009, adquiere mayor vigencia en el 2019 que vive su propio país, pues de nada sirve tener un crecimiento económico sostenido si no se refleja en los bolsillos del ciudadano de a pie.

Ecuador
Tal como sucedió en Chile donde el presidente Sebastián Piñera tuvo que anular el alza al billete del metro chileno, en Ecuador Lenín Moreno tuvo que dejar sin efecto un decreto que imponía medidas económicas que fueron impopulares desde la publicación del decreto. ¿Qué ocurrió? El pueblo dijo ‘ya basta’ y se lanzó a las calles.

Ecuador es un país que pasó de la izquierda de Rafael Correa, al centro de Lenín Moreno. Ese cambio ideológico no fue fácil, de hecho fue brusco e inesperado ya que ambos líderes eran de la misma corriente. El resultado es un nivel atroz de polarización social. 

Las diferentes crisis que ha vivido el país en los últimos años, yendo desde el caso Odebrecht hasta las recientes protestas, crean el caldo de cultivo para que estos dos líderes vivan echándose la culpa de todo y con esto el país dividido. Desde mi punto de vista, en la última crisis el gobierno se enteró de que los cambios que afectan a la población deben ser conversados con la población, lo que no fue posible hasta que el movimiento indígena se levantó.

Haití
Haití ya había salido a reclamar el cese de la corrupción a inicios de año, continuando el mismo reclamo de cambio de paradigma durante los meses siguientes y actualmente lleva 7 semanas pidiendo la renuncia de su presidente. Es importante destacar que Naciones Unidas ha identificado 42 fallecidos en tan solo 7 semanas de protestas.

Perú
La democracia no es el único sistema político del mundo pero ciertamente es el que mejor funciona. Democracia no significa gobernar sin oposición política. De hecho, en democracia la mayoría debe saber que algún día puede pasar a ser minoría. Por tanto, la oposición política fortalece la democracia y reduce las posibilidades de una dictadura. Pero, ¿qué pasa cuando la oposición políticamente es irracionalmente exagerada? Igual que las dictaduras, entorpece el correcto funcionamiento de las instituciones y compromete la gobernabilidad porque ya no se ejerce oposición para mejorar cosas. Vizcarra, quien había descartado buscar la reelección, decidió disolver el Congreso y adelantar las elecciones. Gran parte de la población salió a apoyar esta decisión. 

Este artículo ha sido resumido. Accede a La primavera llega a América Latina en el sitio original.