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El sacerdote, periodista y Alumni UFV Julián Lozano (2001) habla de la implementación de las nuevas tecnologías para comunicar el mensaje de la Iglesia y comparte cómo fue su llamada a la vida religiosa.
P: ¿Por qué decidió incorporar su acción pastoral en el mundo de las nuevas tecnologías?
R: Yo estudié periodismo antes de entrar al seminario y de ser sacerdote, la comunicación me apasiona. Creo que Dios nos ha hecho para comunicarnos y hemos sido creados para la entrega, en este sentido la comunicación me parece una herramienta preciosa para que los hombres entren en relación, para que las sociedades puedan tener una convivencia armoniosa y creo que el Evangelio es una buena noticia. En la comunicación digital me parece que también tiene que estar presente nuestra experiencia cristiana de fe, yo como sacerdote he visto esta llamada de consagrarme a la Iglesia y su misión que es anunciar el Evangelio a todos los hombres. La comunicación digital es una herramienta muy interesante para llevarlo adelante.
P: ¿Cuál es un mensaje que usted quiere transmitir a través de las redes sociales?
R: Que Dios nos ama, nos ha creado para una vida plena, que Dios nos llama a la comunión, al perdón, a la vida y que eso se concreta en que uno lleve adelante su trabajo, su familia y sus relaciones desde el amor de Dios, la reconciliación y el sentido que da Jesucristo a la vida. El aterrizaje de este mensaje es muy variado, entonces intento ser un puente entre las cosas de Dios y las cosas de los hombres.
Una de las expresiones más antiguas de lo que se trata ser sacerdote es ser pontífice. El Papa es el último puente (pontífice), entonces todos los sacerdotes estamos llamados a ser puente.
"Les pediría a los medios de comunicación que fuesen honestos con los mensajes que el Papa realmente quiere que se conozcan"
P: ¿Cree que es necesario que la sociedad esté concienciada de la labor que lleva acabo el Papa?
R: Tenemos la suerte de que el Papa Francisco, desde que aceptó ser líder de la Iglesia, ha estado tocado por la gracia de la comunicación, y con sus gestos y palabras llega a muchas personas. Hoy en día es un referente para todos. Tengo la impresión de que parte de los medios de comunicación seleccionan los temas que van más con la agenda. Les pediría a los medios de comunicación que fuesen honestos con los mensajes que el Papa realmente quiere que se conozcan.
P: ¿Por qué los mensaje del Papa Francisco llegan tan eficazmente a creyentes y no creyentes?
R: Creo que el Papa tiene la virtud de que vive lo que comunica y sus gestos tienen coherencia. Creo que vivimos en un mundo que necesita que lo que se diga y se viva estén unidos, que sean coherentes. Desde que ha aceptado ser Papa se ha mostrado tierno, resplandeciente, alegre y en los momentos duros, como cuando fue a Lampedusa y lloró por los hermanos refugiados, expresó lo que realmente siente en su corazón. Esta coherencia entre lo que vive y dice, y la capacidad de transmitirlo con gestos sencillos y contundentes hace que su comunicación llegue a mucha gente. Ojalá ese mensaje lleve a muchos a conocer la relación que tiene el Papa con Jesucristo. Él todas las mañanas comienza el día en oración y después se va a dar servicio al mundo.
P: Ante la amenaza de ISIS, ¿cuáles son las responsabilidades que debe llevar a cabo la Iglesia Católica?
R: El deber de conocer la situación en la medida en que los medios de comunicación lo posibilitan y saber qué esta sucediendo en Oriente Medio. Solidarizarse con eso a través de la oración o con apoyo económico y darlo a conocer, pues es una crisis humanitaria gravísima. Es necesario orar mucho por la conversión de los corazones a la paz. Esto es lo que los católicos y todos los hombres de buena voluntad deberían hacer ante esta situación.
P: ¿Es compatible la vida de sacerdote con la de un periodista?
R: (Se ríe) Buena pregunta. Mi forma de estar en los medios de comunicación es singular, porque la prioridad la tiene mi labor como sacerdote. Yo primero soy sacerdote, después soy sacerdote y después comunico en los medios. La prioridad la tiene ser sacerdote y celebrar eucaristías, los sacramentos, predicar la palabra… luego, dentro de mi labor en los medios de comunicación, coordino un equipo en el que hay periodistas que intentan estar al ritmo en el que se vive. Nuestra comunicación no es la actual sino que es la de siempre, Jesucristo. La vida sacerdotal requiere una calma que los medios de la comunicación no llevan.
"Yo conozco más de 300 sacerdotes que son comprometidos. Hacer que esto sea conocido a diario es un reto”
P: ¿Cuáles son los retos comunicativos a la hora de gestionar una diócesis?
R: Gracias a Dios a mí solo me toca la parte de la comunicación, el obispo lleva la tarea de hacer presente a Jesucristo en cada municipio en el que hay por lo menos una parroquia. La Iglesia es la realidad que tiene más presencia en todos los municipios, porque a la vida de las parroquias se suman los colegios, hermandades, ONGs, asociaciones, congregaciones… La vida de la Iglesia es muy rica, pero es desconocida. Yo conozco a los voluntarios de las diferentes misiones de la Iglesia, pero sé que muchos otros no conocen ni a estas personas ni estos proyectos. El reto es entonces dar a conocer esto para que la gente si tiene una necesidad o quiere participar, lo pueda hacer. La Iglesia es como los aviones, solo sale en las noticias cuando alguno se cae, cuando hemos cometido errores, que se han cometido. Yo conozco más de 300 sacerdotes que están entregados, que son comprometidos. Hacer que esto sea conocido a diario es un reto. También hay que lograr que esta realidad sea atractiva, nosotros tenemos muchas historias que contar y ojalá encontráramos la manera de contar tanta vida y tanta fuerza que tenemos.
Hay muchos testimonios que hay que contar para el bien de la gente, la Iglesia no quiere mostrar las tragedias quiere mostrar lo bueno que es Dios.
P: ¿Cómo le cambió su paso por la Universidad Francisco de Vitoria?
R: Bueno pues me cambió mucho. Entré en la universidad en 1996 y ahí empecé la carrera con la idea de ser periodista deportivo, porque me encanta el fútbol. En primer lugar, la universidad me abrió nuevos horizontes, porque aprendí que aunque el fútbol es muy chulo hay cosas mucho más importantes. Yo en la universidad descubrí que el hombre tiene muchas dimensiones y muchos anhelos. Con la UFV viajé en misiones a Bosnia y descubrí la guerra y el sufrimiento… gracias a la universidad comencé a practicar la religión de nuevo. Me preparé para la confirmación, que la recibí ahí, todo esto fue un conglomerado para darme cuenta de la buena noticia que se puede contar: encontrarse con Jesucristo.
"Gracias a la universidad comencé a practicar la religión de nuevo”
P: ¿Cómo fue su conversión?
R: Surgió a raíz de preguntarme qué era la felicidad. Me fijé en las personas a mi alrededor que tenían fuerza y alegría y les pregunté la clave de su vida. Resulta que detrás de muchos estaba el amor de Dios. Me abrí a esa posibilidad y experimenté que era verdad. Con muchas dudas y dificultades, pero no pude renunciar a ello.
P: ¿El proceso fue duro?
R: No es fácil, yo pongo el ejemplo de las vidrieras. Las vidrieras cuando uno las ve desde fuera no se entienden, son opacas... Cuando uno entra en la Iglesia y las ve iluminadas y ve las formas y cómo entra la luz, te asombran. Con el sacerdocio me pasó esto. Desde fuera uno solo ve las renuncias, pero cuando entras te das cuenta de que no pierdes nada y ganas muchísimo. Dice Jesús que quien le sigue él le promete el 101% en la tierra y la vida eterna. He dejado de tener una familia propia para tener la familia del Señor que es enorme, que no es el 101%, es mucho más. Uno madura y se da cuenta de que si el Señor te pide esto no es para llevar una vida triste y amargada. Ya llevo más de 15 años entre el seminario y siendo sacerdote, y puedo decir que la vida sacerdotal no es nada aburrida sino que es apasionante y enriquecedora. Yo ahora doy gracias por este llamado y la fuerza para responder.
P: ¿Qué le diría a los jóvenes que están buscando el sentido último de sus vidas?
R: Yo les diría que busquen debajo de todo lo que existe. Debajo de los movimientos culturales, políticos, de las filosofías, ¿qué hay que responda a la totalidad?, ¿qué responde a su vida, a la necesidad de ser pleno y feliz no solo durante la duración de la vida profesional, sino para siempre?, ¿hay una respuesta a las injusticias, al sufrimiento, a la muerte? Hay alguien que nos puede enseñar a amar y perdonar, a vivir con sentido por siempre. Yo en esa búsqueda fui descubierto por alguien que tiene una palabra para todas las realidades. Confío en que todos pueden encontrar lo mismo.
En el siguiente video, el padre Julián Lozano, miembro de corresponsales de paz, comparte su experiencia de conversión y cómo contribuye a propagar el Evangelio en el llamado contienente digital.
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