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Las abejas son uno de los principales insectos responsables del proceso de polinización atmosférica, un servicio que prestan estos animales dentro de los ecosistemas naturales utilizados en diversos cultivos de interés mundial para los seres humanos. Si las abejas se extinguen se reducirá drásticamente la producción de frutas y verduras, así lo asegura el profesor de biología en la Universidad de Sussex, experto especializado en ecología y conservación de abejas y creador del Fondo para la Conservación del Abejorro (BBCT por sus siglas en inglés), Dave Goulson: “Tal vez si aprendemos a salvar una abeja hoy, podamos salvar el mundo mañana”.
Las abejas contribuyen a resolver problemas relacionados con el suministro de alimentos en el mundo y contribuyen a acabar con el hambre en los países en desarrollo. La importancia de las abejas radica también en la ayuda a los logros de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en particular el número cinco (hambre cero) y el quince (vida en los ecosistemas terrestres).
El informe de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas advierte que el 40% de los polinizadores invertebrados se enfrentan a la extinción. Además, en Europa el 57% de la población de abejas ha disminuido, ya que el modelo agroalimentario predominante que existe está llevando a la tierra a un callejón sin salida.
“Yo tengo que tener dos tratamientos suministrados por un veterinario. En mi libro de apicultor tiene que estar sellado que he tratado a las colonias dos veces para pedir subvenciones. El Gobierno te da una pequeña subvención por caja siempre y cuando tengas sellado y firmado los tratamientos contra la Varroa", Juan José García.
El famoso biólogo estadounidense, Edward Osborne Wilson, asegura que si la gente desapareciera del planeta, el planeta estaría muy bien sin nosotros y se recuperaría con bastante rapidez, pero si los insectos desaparecieran, el medio ambiente colapsaría en el caos.
El ecólogo Dave Goulson afirma que de una manera u otra nos estaríamos acercando al apocalipsis: “Ya hemos perdido el 75% de nuestras abejas en términos de número de individuos y si hubiéramos perdido el 75% de la población humana creo que todos estarían de acuerdo en que eso es un apocalipsis”.
Otra grave amenaza es el cambio climático, acompañado de sequías prolongadas, escasez de agua y deforestación. Se calcula que anualmente se pierden 60 mil hectáreas de selva, lo que reduce el área de recolección de polen y néctar de las abejas. El biólogo británico asegura que los propios seres humanos han transformado el mundo a peor, han hecho que la vida para especies silvestres sea más complicada: “Hemos cambiado el mundo de muchas maneras, y muchas de las cosas que hemos realizado han hecho que la vida sea mucho más difícil para la vida silvestre, incluidas las abejas”.
Hace unos años que se vive una veloz y preocupante disminución en las poblaciones de abejas a nivel mundial. Algunas especies ya han desaparecido, y de otras quedan bajos porcentajes de su población original.
"Ya hemos perdido el 75% de nuestras abejas", Goulson
La polinización no solo es una cuestión beneficiosa para el ser humano, las semillas y frutas que comen las aves y los pequeños mamíferos provienen de plantas que son polinizadas por las abejas, lo que las convierte en guardianes de la cadena alimenticia y la biodiversidad de nuestra especie. “Si las abejas declinan también lo harán todas estas otras criaturas que dependen de ellas, la cadena trófica se desestabiliza”, terminó Goulson.
Plan Nacional Apícola
La información proporcionada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, explica que la Unión Europea cuenta con herramientas de apoyo para el sector apícola, enmarcadas en el Reglamento (UE) 1308/2013 y sus disposiciones de desarrollo (Reglamento Delegado 2015/1366 y Reglamento de Ejecución 2015/1368 de la Comisión). Estas medidas de apoyo para el sector apícola se aplican en todos los Estados Miembros de la UE a través de programas nacionales trianuales. En España, el marco legal de los programas apícolas queda definido por el Real Decreto 930/2017, del 27 de octubre, por el que se regula el régimen de ayudas a la apicultura en el marco de los programas nacionales anuales. El apicultor Juan José García asegura que él debe cumplir con dos limpiezas, las cuales subvenciona el Gobierno, para eliminar a la Varroa: “Yo tengo que tener dos tratamientos suministrados por un veterinario. En mi libro de apicultor —está dado de alta como autónomo—, tiene que estar sellado como que he tratado a las colonias de mis abejas dos veces para pedir subvenciones. El Gobierno te las da siempre y cuando tengas sellado y firmado los tratamientos contra la varroa”.
La Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) estima que de las 100 especies de cultivos que proporcionan el 90% de los alimentos a nivel mundial, 71 son polinizados por las abejas. La dejadez del campo es uno más de los factores que ha afectado a las abejas. “El campo está totalmente abandonado”, asegura el apicultor, quién explica que “el problema con la Varroa lo estamos solucionando poco a poco, pero el tema de la avispa velutina o asiática es muy complicado”. Esta entró en Francia en 2004 y no llegó a España hasta 2010. Según los análisis genéticos proceden de China, de la región de Shanghái. Este tipo de avispa, proveniente de Asia, vino dentro de unas cajas de fruta descargadas en el puerto de Burdeos y se ha ido extendiendo por el norte de España —especialmente en Galicia— Francia e Italia. La mortalidad de las colonias de abejas, especialmente las adultas, ha sido nombrada como “Síndrome del Colapso de las Colmenas”. Los investigadores y ambientólogos asocian este fenómeno con diferentes factores como: parásitos, nuevos agentes patógenos, cambio climático y pesticidas usados a gran escala en la agricultura. “La pérdida de abejas también está provocada por el cambio climático y es que cada vez hay menos flores, o las pocas flores que hay están contaminadas por productos que nosotros utilizamos para combatir plagas”, asegura la ambientóloga Ana Rodríguez.
"Si aprendemos a salvar una abeja hoy, salvaremos el mundo mañana", Goulson.
El “Síndrome del Colapso de las Colmenas” está producido por el ácaro Varroa, el cual se posa en el cuerpo de las abejas y termina atrofiando sus alas, haciendo que las colmenas no puedan sobrevivir. Es un fenómeno que se originó en la década de los años 60 y consiste en la desaparición de las abejas de sus colmenas. En la actualidad las colonias de abejas meliteras y salvajes están experimentando un declive histórico. En las colmenas solo quedan las larvas y la reina, por lo que la colmena queda desabastecida y termina muriendo, ya que las obreras son incapaces de regresar a su colmena cuando salen a buscar alimento para la colonia, debido a falta de orientación o agotamiento provocado por la Varroa.
Las abejas se encuentran en una situación complicada: la humanidad se ubica en un mundo donde ya se han perdido más del 75% de las colonias y dónde el cambio climático no cesa. Cada vez hay menos flores y las pocas flores que hay además están contaminadas por productos que se utilizan para combatir plagas, las cuales están aumentando debido al cambio climático.
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