Isabel A. Vega, Alumni UFV
Informar y denunciar las situaciones que atentan contra la dignidad de las personas es una gran responsabilidad periodística.
Isabel A. Vega, redactora de Europa Press, explica cómo vive la labor del periodista social, a qué dificultades y retos tienen que hacer frente, además de analizar algunos de los principales “problemas” sociales en España.
P: ¿Cuál es la situación actual del periodismo social en España?
R: El periodismo social en España tiene un problema gravísimo de fondo y es que no está identificado como tal. Lo ejercemos los profesionales del área de sociedad, que damos prioridad a un enfoque de derechos humanos en nuestras informaciones, hablamos de personas para las personas, pero no es un género propiamente dicho. De ese problema derivan todos los demás. Tenemos muy poco sitio en la prensa en papel y en los informativos. Primero, porque tradicionalmente esta sección se ha asociado al periodismo de sucesos. Segundo, porque en un momento tan convulso como éste, se dedica mucho más espacio a la corrupción y a la economía. El hecho de que los contenidos de sociedad se hayan integrado en otras secciones como Nacional, implica que en muchas ocasiones sean periodistas de otros ámbitos los que se encargan de esos temas, lo que influye, y mucho, en un deficiente tratamiento informativo. La suerte es que con los nuevos canales, fundamentalmente las redes sociales, los medios están descubriendo, a base de la dictadura del clic, que las noticias sociales no solo importan, sino que interesan y en muchos casos son las más vistas. Eso está haciendo que grandes medios que habían disuelto la sección de sociedad la estén recomponiendo, como es el caso del diario El Mundo.
P: Dentro del periodismo social, ¿hay temas que requieren un tratamiento especial o de un mayor cuidado?
R: Cuando hablas de personas siempre hay sensibilidades en juego, por eso no se puede escribir desde el desconocimiento y cuando se meta la pata, aprender. La discapacidad es un ejemplo paradigmático o, por ejemplo, los temas infantiles. Y ahora con la crisis hay que tener cuidado de herir sensibilidades al informar sobre desahucios, malnutrición infantil, etc.
Cuando hablas de personas, siempre hay sensibilidades en juego, por eso no se puede escribir desde el desconocimiento
P: ¿Cómo ha afrontado el tratamiento de estos temas?
R: Siempre he defendido que el Periodismo se aprende ejerciéndolo y a base de meter la pata y fijarte en los buenos profesionales. Hemos tenido que afrontar ese tipo de situaciones, desahucios, la inmigración, la educación, etc., de la noche a la mañana estudiando las leyes, porque no se puede, aunque muchos lo hacen, escribir de oídas. Tienes que leerte la ley, sacar tus propias conclusiones, ver lo que está bien y lo que está mal, lo que el Gobierno está diciendo y si se contradice con los datos. Se requiere de un estudio permanente.
P: ¿Qué cualidades debe tener un periodista social?
R: Sensibilidad y un respeto muy escrupuloso por los derechos humanos. Hay que tener el conocimiento de los derechos que a esa persona le son propios, así como la sensibilidad para canalizar su reivindicación.
P: ¿Cree que el periodista social tiene una mayor responsabilidad respecto a otros periodistas?
R: Siempre he pensado que sí, sin menospreciar a los demás. Todos tenemos responsabilidad en mayor o menor medida, pero el hecho de que informes sobre la situación de una persona, y el hecho de que tu información pueda marcar la diferencia entre el bienestar o el malestar de esa persona, a mí me parece de una responsabilidad abrumadora. Por poner un ejemplo, ha habido casos de niños que han sufrido acoso escolar y gracias a que lo hemos denunciado los medios, los colegios han actuado para protegerlos.
Sobre el fenómeno de la inmigración en España
P: ¿Cuáles son los pros y los contras de la propuesta de la reforma de la Ley de Extranjería?
R: Pros: que agilizas el bloqueo de los intentos de entrada por la valla. Contras: que es a costa de los derechos fundamentales. Me explico, en realidad solo tiene la “ventaja” de que va a dar cobertura legal a los guardias civiles que trabajan en la valla, porque por primera vez se va a legalizar una práctica que están ejecutando, por orden y mandato de sus superiores, desde hace una década: las devoluciones a Marruecos, sobre la marcha, de inmigrantes interceptados saltando la valla, sin ningún expediente, ni garantía de por medio. Se lavan las manos, porque lo dice la Ley, y el Estado se descarga la responsabilidad de atender a estas personas.
Los contras son… ¿A costa de qué? Actualmente el acuerdo de repatriación que tenemos con Marruecos y nuestra Ley de Extranjería dicen que lo primero que hay que hacer es llevarlo a comisaría, porque es la Policía Nacional la que tiene competencias de extranjería, no la Guardia Civil. Allí se le toman sus datos, esto requiere un intérprete. Luego se le pregunta si quiere asilo, se necesita un abogado, y le abres un expediente de devolución y se lo entregas en el plazo de una semana a Marruecos, quien entrega un recibo. ¿Qué pasa? Que en esa semana de tiempo esa persona puede pedir protección internacional, asilo, puede ser una persona en una situación de vulnerabilidad que necesita ser regularizada por trámites humanitarios… Y hay que darle todas esas oportunidades. Pero esto se viene haciendo desde hace una década, por lo que en la práctica no va a cambiar nada.
P: ¿Cree que los españoles ven la inmigración como un problema?
R: No tienen conciencia de que sea un problema, porque no lo es. De hecho en las encuestas del CIS la inmigración no es, ni de lejos, uno de los primeros diez problemas señalados. Aunque hay medios que dicen que 17.000 personas han intentado saltar la valla de Melilla en un año, lo cierto es que en menos de diez años llegaron cinco millones de personas por los aeropuertos españoles, ¡y no ha habido ningún estallido social! A base de utilizar un lenguaje de invasión y de trinchera, estamos generando en la sociedad la percepción de que es un problema. Al final creo que los ciudadanos son conscientes de que lo que pasa en la valla de Melilla es excepcional y no se está produciendo esa invasión.
P: ¿Qué consejo daría a los estudiantes de la UFV interesados por el periodismo social?
R: Que lean muchísimo y a todos pero, sobre todo, que lean con una mirada crítica. A la hora de interpretar una noticia y asumir un contenido informativo, que reflexionen si en la elaboración de ese contenido se ha respetado o no a la realidad de la persona de la que se habla, si se han defendido o no sus intereses, o a qué obedece el enfoque de la información. Y que se fijen en el lenguaje, que es la única herramienta que tenemos.
En el siguiente vídeo, Isabel A. Vega cuenta, desde su experiencia, cómo tratan los medios de comunicación españoles el tema de la inmigración. En su opinión, debido a la necesidad del periodista de simplificar y sintetizar la información, en ciertos momentos se pierden muchos detalles, lo que implica un reduccionismo y una deshumanización a la hora de hablar de las personas.