‘Estas son mis opiniones y no del medio para el que trabajo’, estas palabras tienden a ser muy usuales en las biografías de los perfiles de periodistas en Twitter, con ello pretenden dejar claro que se trata de una cuenta personal que no ha de regirse por la línea editorial de quien abona sus nóminas pero, ¿es suficiente con esta aclaración?
No es la primera vez que un medio de comunicación pide a uno de sus trabajadores que retire una de sus opiniones personales de las Redes Sociales, y la semana pasada esta incómoda situación volvió a repetirse.
Jasmine Lawrence, una editora de BBC News, fue retirada por completo de la cobertura de las Elecciones Europeas tras ‘tuitear’ un comentario despectivo sobre el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), antieuropeo y antinmigración, una opinión que posteriormente borró de su perfil de Twitter, decidiendo eliminar por completo su perfil en la red de microblogging.
En concreto, bajo el hashtag
#WhyImVotingUkip, la periodista criticaba la posición del partido: ‘defiende a los blancos, la clase media, los hombres de mediana edad y los puntos de vista sexistas y racistas’, tuiteó.
Según recoge
‘The Guardian’, tras la polémica los directivos de la BBC han pedido a los redactores que no hagan ‘estupideces’ en las Redes Sociales, a la vez que la responsable de redacción,
María Hockaday, envió un email en el que les recordaba la ‘clara’ orientación Social Media de la corporación.
En ese email, Hockaday incide en el apartado que hace referencia a la orientación política. ‘Usted no debe indicar sus preferencias políticas o decir cualquier cosa que comprometa su imparcialidad’, señalaba el texto.
No obstante, un portavoz de los trabajadores de la cadena ha defendido a la editora, al matizar que estaba ‘tuiteando’ desde su cuenta personal y en ningún momento desde un perfil oficial del medio en cuestión.
¿Están las cuentas personales de los periodistas al servicio de quienes les pagan? Da la sensación de que quienes más defienden la libertad de expresión coartan la de sus propios trabajadores. Además, cada vez más medios de comunicación obligan a los redactores a crearse perfiles ‘profesionales’ en las Redes Sociales que sigan las pautas fijadas por la línea editorial.