Problemas en el Grupo de Lima

 

Una vez que el régimen de Maduro instaló la Asamblea Nacional Constituyente como un congreso paralelo para formalizar su rechazo a la Asamblea Nacional controlada por la oposición, 12 gobiernos se reunieron en la capital peruana y firmaron la Declaración de Lima, donde prometieron unir fuerzas y ayudar a restaurar la democracia en Venezuela.  El Grupo de Lima sería, en los meses siguientes, una fuente muy ruidosa y de alto nivel de presión sobre el régimen chavista. Este club de democracias ha sido crítico en la denuncia de las elecciones ilegítimas de mayo de 2018 y una fuente de apoyo internacional a la Asamblea Nacional legítima. Sin embargo, el Grupo Lima se enfrenta ahora a una amenaza existencial en los diferentes escenarios a los que están expuestos sus miembros más influyentes -en términos de peso económico y geopolítico-.

El cambio político dentro del Grupo de Lima significa, a primera vista, otra fuente de preocupación para el campo democrático en Venezuela. Pero todo depende de lo que ocurra en estos lugares.

Argentina
El presidente Mauricio Macri está luchando por mejorar la intención de voto a su favor antes de las elecciones generales del 27 de octubre: está a más de 15 puntos de su contrincante, Alberto Fernández, quien se postula en nombre de la fuerza política más popular y duradera de Argentina, el peronismo. Los últimos están involucrados en muchos escándalos de corrupción, pero los argentinos están enojados con la economía después de cuatro años de una administración Macri bastante decepcionante.

Brasil
El presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro parece capaz de gobernar su país altamente polarizado, especialmente con el líder izquierdista Lula da Silva en prisión tras el escándalo de corrupción de Petrobras. Sin embargo, la desconfianza en toda la clase política sigue existiendo y, por lo tanto, el riesgo de una nueva crisis política. La misma naturaleza del movimiento populista bolsonarista lleva a pensar que se volverá más autoritario una vez que los conflictos existentes en la sociedad brasileña, una de las más desiguales del mundo, aumenten la resistencia a sus políticas.

Canadá
En las elecciones federales del 21 de octubre, el Primer Ministro Justin Trudeau sólo logró permanecer en el poder porque su Partido Liberal mantuvo más escaños en el Parlamento, pero los Conservadores ganaron el voto popular y el liderazgo de Trudeau se debilitó en un país dividido. La Trudeaumania de hace cuatro años ha desaparecido: Trudeau necesitará el apoyo del Partido Nuevo Demócrata ahora que los liberales formarán un gobierno minoritario.

Chile
Este mes, en la democracia más estable y próspera de América Latina, el anuncio de una nueva tarifa de metro en Santiago encendió una protesta estudiantil que fue tomada por grupos radicales. Los disturbios y saqueos se extendieron a otras ciudades, causando daños catastróficos en el metro, y no se detuvieron a pesar de que el presidente Sebastián Piñera, revocó las medidas de la tarifa del metro y declaró el estado de emergencia y ordenó al Ejército que manejara la situación. Los disturbios revelaron la magnitud real de las tensiones que la desigualdad se ha estado gestando en Chile, y anunciaron una era de conflicto en el único país de América Latina con perspectivas de "primer mundo".

Colombia
El proceso de paz parece estancado en un contexto de gestión de los compromisos del Gobierno en los acuerdos, muertes de cientos de líderes o activistas locales supuestamente vinculados a la guerrilla, la prevalencia de la producción de cocaína y el llamado a las armas de una fracción de las FARC y el ELN, bajo la evidente protección del chavismo. El presidente Iván Duque no está muy bien en las urnas: su tasa de aprobación cayó por debajo del 30% y la mayoría de los colombianos piensan que no está haciendo lo que prometió contra la corrupción, la economía y el preocupante tema de la inmigración masiva venezolana.

Perú
Desde que se formó el Grupo Lima, el presidente Pedro Pablo Kuczinsky renunció a su cargo antes de ser expulsado por el escándalo del soborno de Odebrecht. Ahora el presidente interino Martín Vizcarra tuvo que disolver el Congreso para evitar un movimiento similar en su contra (y para refrescar un Congreso paralizado por una oposición profundamente involucrada en varios casos de corrupción). Vizcarra tuvo apoyo interno y externo al disolver el Congreso, porque lo hizo de acuerdo a la Constitución, pero queda por ver si puede conjurar la amenaza de la oposición fujimorista y completar su mandato hasta 2021.

En este contexto, el presidente Vizcarra, al igual que sus homólogos de Chile, Colombia y Canadá, debe concentrarse en asegurar su propio control del poder, en lugar de trabajar por la desaparición de Maduro.