"Ser corresponsal supone ir más allá de contar la información"

Fernando Martínez Chacón,  alumni de la UFV, dejó la coordinación de Radio 5 Todo Noticias para ser corresponsal en Berlín. Después de llevar más de un año allí, comparte sus impresiones sobre el periodismo que se ejerce en Alemania y cómo está viviendo como periodista tener que informar sobre acontecimientos tan relevantes como el accidente de Germanwings, las movilizaciones islamófobas, y la llegada de Tsipras al poder en Grecia, entre otros temas de actualidad.

¿Qué diferencia a un corresponsal de un periodista de redacción?
Hoy en día, con Internet, no es tan difícil contar desde una redacción lo que está ocurriendo en un país extranjero. Desde Nueva Zelanda podría ver qué publica la prensa alemana muy tranquilamente. Así que hoy en día ser corresponsal supone ir un paso más allá de contar la información y punto. Debe “comprender”, digamos, el país en el que está. Saber explicar el porqué se valoran ciertas noticias en Alemania que en España no lo son y viceversa.  Entender la mentalidad y la cultura de un país para poder explicar mejor la información que viene, por ejemplo, de la República Federal. Creo que para cualquier periodista es un privilegio y una gran oportunidad que no se puede dejar pasar.

¿Qué destacaría del periodismo en Alemania?
El periodismo en Alemania es completamente diferente al nuestro. Me gusta mucho de él que no es un periodismo de declaraciones, de a ver qué dice Merkel, y qué replica la oposición. Aquí valen los hechos, las palabras no tanto. Y eso me gusta mucho. Por el contrario, me desespera que para actualizar la información se lo toman todo con mucha calma. Solo noticias muy importantes rompen una programación, pero desde que estoy aquí, solo he vivido eso con el siniestro de Germanwings. También me parece muy interesante el comportamiento de los medios de comunicación audiovisuales, completamente diferente al nuestro. Las radios no meten nunca o casi nunca testimonios, lo cuentan ellos de palabra. Y dejan un silencio entre noticia y noticia. ¡Eso en España es impensable! También la televisión es muy diferente. Los principales informativos del día duran 15 minutos. Son sencillos y directos, con eso les basta.

¿Cómo está viviendo como periodista las movilizaciones islamófobas en Alemania?
Como periodista he de decir que es un tema bastante interesante y apasionante. Patriotas Europeos Contra la Islamización de Occidente, Pegida, es un movimiento extraño que tiene tras de sí mucho más de lo que parece. Da la sensación que en los últimos meses, más desde la participación del ultraderechista holandés Geert Wilders en uno de sus mítines, se ha radicalizado y queda patente que es un movimiento xenófobo de ultraderecha. Pero aún así sigue existiendo esa islamofobia, ese odio hacia la religión musulmana, y aunque es minoritario se da en diversos puntos de la República Federal. En mi opinión, parte mucho del desconocimiento que tienen algunos ciudadanos alemanes de lo que es la religión musulmana. Porque además, curiosamente, la mayor intolerancia se da en los Länder (estados) donde menos población islámica hay. Y creo que ese miedo u odio se ha amplificado por los medios de comunicación. Primero porque se ha hablado mucho del salafismo y la captación de yihadistas alemanes que se han unido al Estado Islámico y que podrían volver con la intención de atentar en Alemania. Y luego porque el número de refugiados que ha llegado desde esos países en conflicto a la República Federal ha superado las 200.000 personas, una cifra inédita en este país desde la reunificación en 1990. Y, además, se ha incidido mucho en el tema porque no hay suficientes centros de acogida y en muchos sitios la población se niega a facilitar su estancia. Es terrible.

¿Y la llegada de Tsipras a la Unión Europea?
Yo creo que el tema de Grecia es una cuestión que se ha simplificado mucho. Y es curioso, porque se escribe mucho sobre este tema y se debate mucho. Pero hay partes a las que parece que les interesa el hacerlo todo tan sencillo como que “Grecia iba bien hasta que llegó Tsipras e hizo descarrilar la recuperación helena”.  Es algo que venden algunos medios alemanes muy cercanos al Gobierno federal, como es el caso del Bild. Y creo que es una simplificación errónea. Al igual que de cierta forma parece que se ha reducido la cuestión a un debate entre Atenas y Berlín, cuando hay otros 17 países en la zona euro. Es verdad que Alemania es quien tiene el dinero y es uno de los grandes defensores de la austeridad, pero hay otros estados miembros que son más beligerantes, como España o Portugal, que tienen elecciones a la vuelta de la esquina y no interesa a los partidos gobernantes que la alternativa de Syriza tenga éxito porque eso puede suponer su fin. O Eslovaquia, que es un país pobre que ha prestado dinero a Grecia y su primer ministro considera que no puede explicar por qué deben perdonar la deuda a un país que ha aprobado un salario mínimo mayor del que hay en su país. De todas formas, el tema es mucho más complejo que todo esto, la raíz viene de mucho antes, de cuando a Grecia se le permite entrar en el euro aunque no cumple algunos requisitos, para empezar, pero entonces convenía porque era negocio para sus socios de la Eurozona. Y luego ya viene la corrupción, el gasto militar excesivo griego, etc. Sea como sea y pase lo que pase, es verdad que es un tema absolutamente apasionante y da para hablar y profundizar muchísimo. Y no creo que haya ni malos ni buenos en esta historia, solo posturas muy diferentes y pocas ganas de comprender al otro.

¿Cree que estos asuntos están desgastando o reforzando la figura de la líder Angela Merkel?
En general, Merkel goza de una popularidad muy alta en Alemania. A la gente le gusta su forma de ser y de hacer política, más que sus políticas en sí. Es una mujer bastante sencilla y llana, a los alemanes les resulta muy cercana. No por eso deja de ser muy seria y rigurosa en ciertas cuestiones, aunque es una persona que sabe escuchar y siempre está dispuesta a hacer concesiones y llegar a acuerdos, siempre que sean razonables. Eso gusta también mucho y, tras diez años en la Cancillería, Merkel es más popular ahora que nunca. Y el tema griego refuerza su posición mucho más, porque ella insiste en pedir un programa de reformas que Atenas nunca acaba de presentar, pero lo hace de forma moderada y elegante. Ella siempre es muy correcta y educada. Y deja que sean sus ministros más ortodoxos, en especial el de finanzas Wolfgang Schäuble, quienes saquen el látigo contra Grecia. Y en ese sentido sí se ha levantado, entre Gobierno y los medios cercanos, una especie de sentimiento nacionalista alemán que no está dispuesto a dejar pasar una a Grecia. A veces, demasiado estricto.

¿Cuál es la opinión pública en Alemania sobre la crisis en Ucrania?
Es bastante más complejo de lo que parece. Alemania ha adoptado desde que empezara esta legislatura, y con Frank Walter Steinmeier como ministro de Exteriores, un papel de liderazgo en el mundo casi inédito desde la Segunda Guerra Mundial. Precisamente tras este conflicto y el sentimiento de culpa entre los alemanes, hay algunos ciudadanos que todavía no se sienten cómodos por este nuevo rol de Alemania, aunque poco a poco el ciudadano va dándose cuenta de que el peso que tiene ya esta República Federal hace que tenga que tomar un papel más dominante. Es mayoritario el sentimiento de que Rusia ha cometido una agresión intolerable, que algunos comparan con la invasión nazi de Polonia en 1939, pero también es cierto que hay muchos alemanes que quieren que Rusia no sea aislada y que se haga también por comprender a Moscú y sus motivaciones. Eso se entiende porque hasta hace 25 años una mitad de Alemania, la extinta República Democrática, era muy cercana a Rusia. El ruso era en la Alemania del Este la segunda lengua y había un predominio de su cultura. Así que una parte de la población es muy cercana a ella. Con lo que el Gobierno tiene que hacer un equilibrio complejo en el que mantenga esa posición de liderazgo, pero que sea no beligerante debido al pasado, y que por un lado sea firme ante Rusia, pero trate de que se acerque a occidente y no se quede aislada.

¿Qué consejo le daría a los alumnos de Periodismo UFV que se gradúan este año?
Partiendo de la base de que no soy absolutamente nadie para dar consejos: Primero que aprendan idiomas, más allá del inglés. Luego que no caigan en la trampa del periodismo de 140 caracteres. Las noticias suelen ser más complejas que eso. Hay que leer mucho y profundizar, empaparse de los temas. Necesitamos periodistas analíticos y críticos, que no repitan como loros lo que nos dicen los políticos, sin caer en el sectarismo. Que sepan explicar a la ciudadanía la información, dejando la ideología en casa. Y que no tengan miedo si sienten que no saben de nada. Eso les dará el hambre de querer saber más, de informarse y de convertirse así en mejores profesionales. Y de ser humildes ante los que van de que lo saben todo. Esos ya perdieron esa curiosidad hace tiempo, y con ella, el instinto de la noticia de un periodista.