Estados Unidos
Trump and the Lucky Sperm Club
Martínez menciona cómo las "goriladas de Trump" consiguen colarse en titulares de cabeceras internacionales | Gage Skidmore Flickr/CC
Espinosa Martínez | 15 ENE 2018
Igual que existen los Razzie para galardonar las peores películas y actores del año, Hollywood o Washington -que lo mismo da a estas alturas de legislatura- debiera plantearse la creación del algún tipo de academia o institución para ponderar las goriladas de Donald Trump.
Al malpapeado dirigente de los Estados Unidos no le paran de crecer los enanos. Consigue con ese “piquito” mestizo, que combina lo peor de una mala melopea a la escocesa con la fanfanorrería del multimillonario animado hecho presidente, colarse, por activa y por pasiva, en todos los titulares y memes del globo. La publicación de
“Fire and Fury”, el recién estrenado
colegueo con Kim Jong-un o la filtración por parte de algunos senadores en la reunión sobre el DACA (Deferred Action for Childhood Arrivals — Acción Diferida para los Llegados en la Infancia) a propósito del lenguaje utilizado en referencia a los haitianos, salvadoreños y demás
“países de mierda”.
Hablamos de ese coloquialismo anglosajón que el sociólogo británico Michael Young acuñó a mitad del siglo XX como respuesta antagónica a la
“meritocracia”. The “Lucky Sperm Club” define a sus socios por ser “hijo de”, por abrirse paso gracias a “hablar con” y, sobre todo, por considerarse “mejor que”. Todo ello como respuesta a una cuestión de la especie, de su propia especie.