Ha pasado por todos los medios: televisión, radio y, ahora, prensa escrita.
Juan Fernández-Miranda, redactor jefe de España en el periódico ABC y antiguo alumno de la
Universidad Francisco de Vitoria, analiza las principales citas electorales de este curso, que viene cargado de comicios.
¿Qué efectos podría tener el resultado andaluz en las elecciones de mayo, y, sobre todo, en las generales?
Las elecciones andaluzas se presentan como un antecedente de lo que podría suceder durante el resto del año. Hay convocadas muchas citas electorales y nos encontramos en un momento muy cambiante. No sabemos muy bien hasta qué punto pueden llegar los partidos que se presentan como alternativa, Podemos y Ciudadanos. De alguna manera, es el primer test real al que nos enfrentamos en este año tan complicado. Aunque el panorama andaluz no es igual al del conjunto de España, sí será una primera fotografía del alcance real de estos dos partidos.
¿Podría el resultado andaluz acelerar el cambio de líder en el PSOE?
En sí mismas, no. Hacen falta más factores. Primero, como ha ocurrido, que Susana Díaz gane las elecciones. Pero además debería de producirse un segundo factor, que las elecciones autonómicas y municipales de mayo sean un fracaso para el PSOE. Si el Partido Socialista no obtuviera un resultado aceptable, se abriría una nueva crisis de liderazgo en el partido y Susana Díaz podría optar a la Secretaría General en las primarias de julio.
¿Qué capacidad de recuperación atribuye al PP de Rajoy desde ahora hasta las generales?
Creo que el PP tiene dos factores a favor de aquí a las elecciones generales. El primero son los datos económicos: en los últimos meses estamos viendo una mejora en los datos del paro, algo que les beneficia. En segundo lugar, existe un enorme voto oculto. Hay mucha gente enfadada con el PP que acabará dándoles el voto. Creo que el partido va a obtener un resultado mejor que el que dan ahora las encuestas, pero eso no garantiza que pueda gobernar. La clave estará en los escaños que le falten hasta la mayoría absoluta.
Y si el PP no obtuviera mayoría absoluta, ¿cree que podría formar gobierno o sería imposible por la presión de la oposición política?
Eso dependerá de cuántos escaños le falten para obtener la mayoría absoluta. Si supera los 150-155 escaños, creo que sí podrá gobernar. También es importante conocer los apoyos de Ciudadanos y UPyD, los partidos con los que podría pactar. Lo que beneficia mucho al Partido Popular es la fragmentación de la izquierda. Existe un porcentaje de votos altísimo que va para ese sector, pero estosestán divididos en dos: PSOE y Podemos luchan por la segunda plaza.
“La gente se va dando cuenta de que una cosa es denunciar los problemas del sistema, como hace Podemos, y otra proponer la solución”
¿Cuáles están siendo las primeras consecuencias de la victoria de Syriza en Grecia sobre el tablero electoral español, especialmente en relación con el auge de la formación de Pablo Iglesias?
Creo que el ciudadano medio español está observando que muchas de las cosas propuestas por Syriza no se pueden llevar a cabo. La gente se va dando cuenta de que una cosa es denunciar los problemas del sistema, algo que Podemos ha hecho muy bien, y otra cosa es proponer la solución. Es pronto para sacar una conclusión, pero es evidente que Podemos sufre un desgaste importante, tanto por la referencia griega como por el paso de la denuncia a la propuesta. Se trata de un paso muy complicado al que también tendrá que enfrentarse Ciudadanos.
Aun así, Podemos ha tenido un ascenso meteórico en los últimos meses. ¿Considera que la crisis interna del PSOE ha incentivado de alguna manera este auge?
El ascenso de Podemos se debe a varias cosas. En primer lugar, hay un desgaste del modelo, el PSOE y el PP no han sido capaces de dar un impulso real a la democracia. Además, la crisis económica está siendo dramática para muchas personas; existe mucho enfado y se mira con ojos más agresivos a los políticos. En tercer lugar, la crisis del PSOE. Después de aquel mayo de 2010, cuando Zapatero dio un giro liberal a su política y aceptó los postulados de la Unión Europea, recortó pensiones y demás, la izquierda se quedó sin referencia. Hay una crisis importante de la socialdemocracia, que no encuentra respuestas para la actualidad.
¿Podría profundizar más en las causas de la fragmentación de la izquierda en España?
Se debe, sobre todo, a una crisis importantísima de liderazgo. Zapatero y Rubalcaba despistaron a los votantes de la izquierda. Además, hoy existen varios duelos: en el PSOE es entre hermanos: Pedro Sánchez, Carme Chacón, Susana Díaz. En Izquierda Unida, el conflicto es de padres a hijos, hay un problema para pasar a la siguiente generación, de Cayo Lara a Alberto Garzón. Por otro lado, la fragmentación de la izquierda se debe a una crisis ideológica. Faltan respuestas para la situación actual; la izquierda, en un modelo liberal europeo, no encuentra su sitio.
¿Cree que podría reunificarse la izquierda en el futuro?
Es uno de los aspectos que hacen muy interesantes las elecciones generales y la siguiente legislatura, ver cómo la izquierda se recoloca. Ahora mismo, veo muy difícil que PSOE y Podemos se unan porque son partidos que proponen políticas completamente distintas. Alberto Garzón, candidato a las generales de Izquierda Unida, dijo que Podemos quiere la estructura de IU y al votante del PSOE. Hay una confusión entre lo que se propone y cómo debe proponerse, que hace ahora muy difícil que la izquierda vuelva a unificarse.
¿Cree que en Izquierda Unida, el hecho de que hayan elegido a un candidato tan joven, es más bien una estrategia para acercarse a las nuevas generaciones?
Alberto Garzón tiene un discurso que es una especie de comunismo del siglo XXI, algo que seguramente encaje mejor entre los jóvenes. Ahora bien, no ha conseguido atraer demasiado a los votantes porque la gran mayoría de los votantes jóvenes y de izquierda se han ido con Podemos. Es una estrategia, pero me temo que fallida.
¿Es factible un acuerdo entre otros partidos como Ciudadanos y UPyD?
Entre ellos no, porque Rosa Díez no quiere. Albert Rivera ha propuesto a UPyD unirse en las distintas elecciones que ha habido, y Rosa Díez nunca ha querido. Personalmente, creo que es una pena porque se trata de una opción bisagra que hace crítica constructiva al sistema.