10 problemas que persisten en las redacciones de los diarios
Foto: Jürg Vollmer en Flickr
Esther Vargas | Directora de Clases de Periodismo
A menudo me preguntan qué problemas encuentro en las redacciones de los diarios de América Latina. No es bueno generalizar, así que esta lista tiene mucho de subjetiva con base en mi experiencia en la región.
Vamos a empezar:
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Se invierte en infraestructura, pero no en personal. Es ideal trabajar en un espacio adecuado (cada vez que vemos las oficinas de Google, Twitter o Facebook, los periodistas suspiramos), pero lo primero es tener a los periodistas con sueldos respetables. Es realmente dramático, por ejemplo, que una organización de noticias invierta en un nuevo estudio, sala de conferencias, cenas, agasajos y similares; o en ‘maquillar’ la redacción, mientras sus periodistas llevan cinco o más años con el mismo sueldo.
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La mala costumbre de buscar el talento afuera. Cuando se necesita crear nuevas áreas o implementar determinadas secciones persiste la pésima práctica de buscar candidatos afuera de la organización y no dentro, donde posiblemente hay periodistas interesados en cambiar de sección y experimentar.
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Capacitaciones. Las organizaciones saben que es importante capacitar a su personal, pero se entiende mal esto. No es raro que se convoque a las redacciones para charlas de tres horas con un experto. Misión cumplida, señala el área de recursos humanos, talento o personal. ¿Qué se puede aprender a profundidad en tres horas? Se ahorran dinero al pagar poco al experto y encima suman un puntito a sus objetivos o planes de capacitación.
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Reemplazan reporteros- redactores de experiencia por practicantes. La renovación de personal es positiva, pero me asusta ver que un periodista experimentado es cambiado por un practicante o pasante. El que sufre es el editor, y la calidad se resiente. Ver mi post Un mundo de practicantes.
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Desaparecen unidades de investigación. Nuestras democracias son frágiles, nuestros políticos poco fiables y la transparencia una virtud demasiado volátil. Se necesita del periodismo crítico y fiscalizador, pero no pocas organizaciones han optado por exterminar o reducir las áreas de investigación. Por suerte, nacen proyectos independientes como Ojo Público en Perú.
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Había una vez la sección Cultura. Las páginas culturales, así como la sección Cultura, se transforman en un lujo. Hay diarios que reemplazan la sección por Tecnología. Una vez me dijeron que en estos días ‘hiperconectados’, la tecnología vende más. Y yo que soy medio geek aplaudo que se dediquen páginas a la tecnología, pero creo que la cultura debe tener espacio en los diarios, y que no se trata de cambiar una por otra. Cultura y Tecnología.
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La sección de Internacionales es, con buenas excepciones, la zona para el copy paste de cables de agencia. No hay análisis, la interpretación no existe, la nota propia es la gran ausente. Si esta sección sigue así me temo que camina a ser la menos importante del producto, a pesar de todo lo que está pasando en el mundo. Con tanta información en tiempo real (pienso en Charlie Hebdo y ahora mismo el caso Nisman) sobre sucesos internacionales, las páginas Internacionales deben cambiar, deben dar mucho más a sus lectores (si todavía los hay).
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Periódico de ayer. Cada vez que me asomo a los quioscos de periódicos en mi ciudad, Lima, me voy con las manos vacías. Solo compro los fines de semana y lo hago por una cuestión contundente: sobre todo los domingos, determinados diarios ofrecen a sus lectores mucho más, desde suplementos hasta especiales, algo que no encuentro en Twitter o Facebook. Valen la pena.
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Los ‘rediseños’: Para salvar un periódico de la muerte no hay que rediseñarlo como muchos creen. Hay que generar mejores contenidos. Lamentablemente, se invierte en lo externo, mientras la cadena de producción de historias se ha suspendido en el tiempo anterior a las redes sociales. Hoy competimos con la inmediatez.
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Los correctores de estilo en peligro de extinción. Me cuentan y lo he escuchado: “no necesitamos correctores de estilo. El editor debe entregar la nota impecable”. Es cierto que tenemos la obligación de escribir muy bien, pero en redacciones donde el editor y el mismo reportero-redactor están saturados de trabajo (sumemos la carga de redes sociales y de producción de contenido para la web), estos profesionales son clave para entregar una edición pulcra a nuestros lectores, desde la portada hasta la contra. Lamentablemente, para algunas organizaciones tienen poco valor o son cada vez menos importantes.