El desarme, un sainete evitable
Alejandro Requeijo | Periodista especializado en Seguridad, Interior y Terrorismo
Imaginen que en México saliese un grupo de ciudadanos para anunciar públicamente que han entablado relación con el cártel de Sinaloa. O con la banda del Chapo Guzmán. Que se han cruzado con ellos varias comunicaciones y los narcos han decidido entregarles sus armas. Es más, que ya las tienen en su poder. Seguramente a nadie le sorprendería que en cuestión de minutos medio Ejército mexicano y media DEA estadounidense se presentasen en casa de estos fulanos y les llevasen de camino a un Juzgado. Para explicar, cómo mínimo, el modo en el que han contactado con los narcoterroristas, dónde se esconden, dónde están las armas, quién más las ha tocado, qué han hecho con ellas, ¿están todas
En Francia un grupo de ciudadanos salió hace tres semanas para anunciar públicamente que han entablado relación con la banda terrorista ETA. Aún no disuelta, con miembros fugados, con más de 800 asesinatos y 300 sin resolver. Que se han cruzado con ellos varias comunicaciones y los etarras han decidido entregarles sus armas. Es más, que ya las tienen en su poder. Sin embargo aquí a nadie le sorprende que esos fulanos hayan permanecido tres semanas publicitando su acción en todos los medios de comunicación sin que nadie les haya llamado a declarar. Se suma el hecho de que este grupo de ciudadanos ya fueron detenidos el pasado diciembre por lo mismo. Ahora estaban en libertad provisional, una figura perfectamente revocable si se persiste en el delito ¿No leen la prensa los jueces?