De sobra acreditada nuestra capacidad de reacción ante el terror en forma de emoticonos en twitter, sigue quedando la duda de cómo hubiésemos actuado si los muertos hubiesen sido aquí. Es decir, si estamos igual de preparados para poner un crespón negro en Facebook que para asumir que mañana pueda ser uno de los nuestros el que aparezca con el mono naranja a punto de ser degollado en Siria sin correr a pasarle la factura al presidente de turno. Por lo pronto, la primera reacción de los franceses fue entonar su Marsellesa como reafirmación de todo lo que son. Con sus aciertos, como la intervención en Mali, y sus errores, como la operación en Libia. "¿Oís en los campos el bramido de aquellos feroces soldados? ¡Vienen hasta vosotros a degollar a vuestros hijos y vuestras esposas!", profetiza el primer párrafo de la Marsellesa. Imposible una descripción mejor ante lo que está pasando antes de dar paso al estribillo que arranca con el Aux armes, citoyens!. Ese es el himno que sin complejos canta el país de la Liberté, égalité, fraternité. François Hollande ha dejado estos días de ser el impopular François Hollande para ser simplemente el presidente de Francia, un país atacado.
A defenderse militarmente de las agresiones Pablo Iglesias lo ha llamado venganza. Afirma que él apuesta por los valores europeos, como si Churchil hubiese nacido en Kuala Lumpur. "Lucharemos en las playas, lucharemos en los campos y en las calles, lucharemos en las colinas, no nos rendiremos jamás", dejó dicho el británico ante otra de las barbaries a las que se enfrentó Europa. Y al nazismo no se le venció precisamente con canciones de John Lennon. Aznar ha tratado de resucitar a Churchill. Cualquiera que haya cursado primero de DAESH sabe que de aquella guerra, estos lodos. Pero acierta el ex presidente en el fondo de la cuestión. Existe un sentimiento en algunos sectores que tiende siempre a considerar al occidental causante de todos los males del mundo, ya sea un dictador en África o la destrucción de Palmira. Y todavía falta por saber qué opina de esto Willy Toledo.
No ha habido un debate más vergonzante como aquel que hacía creer que nuestros militares estaban en Afganistán cantando villancicos para evitarnos el trago de asumir que en las guerras, a veces inevitables, se muere. Europa se ha acomodado en la costumbre de indignarse cíclicamente a golpe de desgracias o imágenes, ya sea la foto del niño Aylan o ayer los atentados de Charlie Hebdo. Pero ofrece más dudas su madurez a la hora de pasar de los gestos a afrontar los hechos. Al sacrificio que a veces cuesta defender nuestras conquistas. Lo de París no es más que la réplica de lo que sucedió en Turquía hace semanas, o lo que pasa en Siria a diario. Pero aquello quedaba más lejos. Hasta las noticias de naufragios en el Mediterráneo empiezan ya a sonar tan mántricas como aquello de "nueva jornada sangrienta en Irak".
Quizá no sea cuestión de meter de golpe las botas en Siria e Irak, extremo del que dudan hasta los expertos militares. Tan irresponsable es la inacción ante los yihadistas como apelar a una intervención sin medir las consecuencias, sin saber siquiera las diferencias entre un chií y un suní. Pero un buen punto de partida sería preguntarse por qué hasta ahora no se ha actuado con contundencia contra el Estado Islámico, aunque sólo sea para cuestionar ese halo de invencibilidad que puede seducir hasta a una joven de Almonte. Cabe preguntarse si esa falta de implicación real se debe a las consecuencias negativas que eso traería o si responde a los miedos de nuestros países a alterar el complejo tablero de intereses estratégicos y económicos que entraña la zona. El equilibrio de fuerzas entre Irán, Siria, Rusia, Arabia Saudí, las fortunas del Golfo, la nueva posición de EEUU en la zona... ¿Quién le compra petróleo al Califa Ibrahim? ¿Las armas con las que cuentan son sólo las que abandonó el ejército iraquí o hay alguien que les está vendiendo más? Quizás estas serían algunas de las primeras respuestas que deberíamos exigirles a nuestros gobernantes. Se trata de salvar nuestras vidas.
Artículo publicado en www.lasemana.es y reproducido en Corresponsales de Paz por gentileza de la dirección de LaSemana.es.