La verdad
Sampedro explica la dificultad de garantizar la veracidad de la información en Internet.
Javier Sampedro | Periodista en El País
Pese a todos los dilemas filosóficos y mesas redondas dedicadas a espesar el asunto, lo cierto es que la verdad y la mentira se pueden distinguir por un criterio muy fiable. La verdad siempre encaja. Armoniza en un destello deslumbrante los cinco o seis detalles esenciales y el trillón de detalles triviales que empañan nuestra visión. Todo encaja de repente como si fuera un milagro, por la sencilla razón de que lo que ocurrió fue “eso” y no otra cosa, por verosímil que esta parezca. Resolver ese puzle con mentiras es una tarea agotadora y por lo general estéril. Haría falta un gran hermano, o un demonio de Maxwell, para diseñar el atraco perfecto. Y los políticos que conocemos están muy lejos de merecer esos galones divinos. La verdad siempre encaja.
Una cuestión distinta es si los gigantes de Internet pueden garantizar la veracidad de sus contenidos, como propone el PSOE en sus enmiendas al proyecto de ley de Protección de Datos planteado por el Gobierno. Las redes sociales y demás plataformas digitales deberían, según esas enmiendas, eliminar contenidos que “atenten contra el derecho constitucional a comunicar o recibir libremente información veraz”. Es una oferta difícil de rechazar, pero ¿cómo se hace eso?