Yo conocía hasta ahora a los influyentes, a los que tenían fuerza moral e ideológica en nuestra sociedad, o, más picarescamente, a los aguilillas que se bandean divinamente en el bosque de la burocracia:
- ¿Que no puedes arreglar lo de tu PAC en Agricultura? Déjalo de mi cuenta, que se lo voy a decir a Gómez, que tiene allí muchísima influencia.
Al influyente se recurría para recomendaciones y chanchulletes. El juicio oral en curso sobre los falsos ERE de Andalucía es como un pase de modelos de influyentes por el banquillo, por mucho que ahora todos nieguen que tuvieran la menor influencia. Todos, en un momento de nuestra vida, hemos sido afluentes de los influyentes, y que levante la mano quien no se haya aprovechado de ellos, muchas veces previo pago de su importe. Influyentes los había y los hay en todos los ámbitos. El famoso Ronquillo del Tendido 7 de Las Ventas era un influyente para que se sacaran pañuelos verdes y echaran al corral toros presuntamente cojos. En la plaza de Sevilla los influyentes están en las barreras de sombra, en los tendidos de huelen a buenos vegueros, donde se levantan y destruyen los mitos de la torería o de los hierros bravos. Y en el fútbol, nada digo de lo influyentes que son ciertos comentaristas radiofónicos, que ponen y quitan alineaciones más que algunos presidentes, que ya es decir.
Pero los influyentes han pasado a la historia. Ahora los que dicen que mandan son los influyentes, pero en ingles, que queda más fino y misterioso: los "influencers". ¿Son los "influencers" los mismos que los influyentes y en iguales materias? No.