Obama y el sueño español
Alejandro Requeijo | Periodista especializado en Seguridad, Interior y Terrorismo
A Obama sólo le ha faltado lanzar un televisor por la ventana de un hotel para terminar de confundir su visita con la de una estrella de rock. Si bien no le ha hecho falta llenar ningún estadio, en otro tiempo la visita de un presidente americano hubiese sido foco de protestas callejeras en las que a buen seguro hubiese participado un joven Pablo Iglesias en su versión 13M de 'enfant terrible' universitario y pásalo. Prueba de la paulatina asimilación en el sistema del líder de Podemos es que ahora, ante el jefe del mundo capitalista, su conversación versa más sobre 'The Wire' que sobre Guantánamo. Sigue siendo Zapatero y su desplante a la bandera que desembarcó hace 72 años en Normandía quien más lejos fue en la expresión del eterno antiamericanismo que en su día daba votos en España. Buena parte del mérito es del propio Obama al haber conseguido revertir la tendencia a base de muchas dosis de corrección política y de no meterse en más charcos de los necesarios. Y a ser posible desde lejos y con drones. Hubo una superioridad moral europea que empezó despreciando el Big Mac o reivindicando el cine de arte y ensayo frente al blockbuster hoollywodiense y acabó abrazando cualquier cosa antes que la democracia americana. Por cualquier cosa véase desde Erdogan hasta Hugo Chávez en cuya herencia ahora algunos hacen escorzos imposibles.
Obama ha venido a España a confirmar todo lo que se piensa de él fuera de Estado Unidos y que figuras emergentes como Trump obligan a replantearse lo que se piensa de él dentro de Estados Unidos.