Los políticos no valen para este oficio. Pocas cosas provocan más ternura que ver a un político meterse a periodista. Particularmente una de mis favoritas es cuando llama alguno para recriminar “´¡¿cómo has publicado eso?! si eso no es noticia, no le interesa a nadie”. Generalmente la queja se produce cuando lo que supuestamente no era noticia ya corre como la pólvora por todas partes. Vaya ojo. Esto es casi tan habitual como achacar a una mala interpretación un negro sobre blanco que cuando salió de su boca no sonaba tan incómodo. En el mejor de los casos se le puede echar la culpa al traductor si la entrevista fue en otro idioma, otro clásico. Carmena -o la gente de Carmena, vete a saber- se apunta a eso de meterse a periodista y riza el rizo en el control de las interpretaciones con una web propia para establecer el enfoque único de las cosas. Todo a raíz de una cagada suya de comunicación. Un donde dije digo, digo Diego de toda la vida en el que la culpa volvió a ser del mensajero.
Evitemos en este caso las comparaciones con el Ministerio de la Verdad orwelliano que tenía por función reescribir la historia a su antojo, pero está claro que la idea es la de marcarnos a todos la interpretación que ellos quieren que se haga de la realidad. No la más correcta, no la que más pueda interesar a los ciudadanos. La suya. Firmo si con el invento desahogan el deseo de controlar los medios de comunicación que otros intentaron o lograron antes con notable éxito, pero este precedente no es nada esperanzador. Eso sin contar con que hasta los periodistas tienen derecho a equivocarse -no son perfectos- sin que el poder les señale públicamente en una web. El periodismo tiene que estar sometido al mismo escrutinio público que la política, pero no es al poder a quien le corresponde ejercerlo, sino a los ciudadanos que bastante le han castigado ya en los últimos tiempos. Ahí está el descenso en la venta de periódicos que acepta muchas explicaciones, pero una de ellas puede ser la pérdida de sintonía con la ciudadanía. Pero la solución no será la interpretación única de las cosas, eso seguro.
Lo próximo puede ser un político haciendo preguntas al periodista en las ruedas de prensa, otro género que indirectamente se pone en peligro con esta web escrita por un Zapata cualquiera. Ahora Carmena siempre podrá remitirse a ella para eludir dar explicaciones sobre temas polémicos. "Eso por lo que me pregunta ya está recogido ahí, a eso me remito.” Decía que no es el poder ni los políticos quienes deben escrutar el trabajo de los periodistas. Las diferencias entre ambos siempre se han saldado con la llamadita de rigor del jefe de prensa (algunos son verdaderos perros de presa de sus amos) que te reprochan haber sido “él único que ha titulado así”. Eso no quiere decir que lo hayas hecho mal y para un periodista esa crítica se acercaría más al halago que a otra cosa. Lo que le jode al poder -y esto no lo ha inventado Carmena- es que haya quien se salga del redil. El único ante el que debe rendir cuentas de su trabajo un periodista es ante sus lectores, oyentes o espectadores. Y el rechazo se expresa cuando dejan de comprar el periódico, cambian el dial o apagan la televisión, no figurando en listas de periodistas desafectos. Si de verdad Carmena o cualquier político quieren defender la libertad de prensa, cuanto más lejos mejor. Gracias.
Artículo publicado en lasemana.es y reproducido en esta web por gentileza de la dirección de LaSemana.es