Ya lo dice el refrán: "Por el interés te quiero, Andrés". Lamentablemente, es una realidad que queda patente en la mayor parte de la población y en todos los ámbitos de la vida, ya sean personales, laborales, económicos... y, cómo no, políticos, incluido en su ámbito internacional.
Uno de los casos más recientes está en la distensión que Kim Jong-un ha ofrecido a sus vecinos de Corea del Sur. El líder norcoreano ha reabierto la llamada línea caliente (que no erótica) que conecta ambas Coreas desde el conflicto bélico (1950-1953) que ahondó la división de la península coreana, acordada tras la Segunda Guerra Mundial. De hecho, ambos países se mantienen técnicamente en guerra. Además, ha aceptado el encuentro bilateral de este miércoles.
Aunque todo es posible, no se conoce que Kim Jong-un tenga un trastorno de bipolaridad. Por tanto, que en pocas semanas haya dejado de amenazar con la destrucción a sus vecinos del sur para pedir conversaciones e iniciar un acercamiento, demuestra que Kim tiene intereses que le llevan a hacer este gesto.
Hay teorías que apuntan a que se debe a que el régimen norcoreano quiere enviar una delegación deportiva para que participe los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebran en Pyeongchang (Corea del Sur) dentro de unas semanas. Sin embargo, es de suponer que hay algo más, oculto, en la petición de Kim.