Igual que el torero cuando recibe al animal que sale de chiqueros, rodilla en tierra: con la vista alta y en actitud desafiante y corajuda. Un quiebro tan espectacular como peligroso porque el astado sale con todo su ímpetu, además de deslumbrado por la luz de la plaza. En el lenguaje taurino se denomina "a porta gayola". En el político, se puede llamar de muchos modos. Que cada cual utilice la expresión que le plazca. Pero así es cómo recibió ayer Pedro Sánchez a los barones, que desde hace tiempo cuestionan su estrategia política y exigen responsabilidades no por una, ni dos, ni tres, sino por cuatro derrotas históricas y un bloqueo institucional sin precedentes en España.
Como en los toros, la embestida puede tener un final incierto. Y, aunque pudiera parecer que el secretario general del PSOE vuelve a hacer de su capa un sayo con su propuesta de celebrar ya un congreso federal de carácter plebiscitario, su desafiante actitud de momento ha sacado de la zona de confort a los barones hasta ahora más favorables a soluciones templadas.
Puede que el 25-S no aporte una solución para el laberinto nacional ni sirva para decidir el nombre del próximo presidente del Gobierno de España, pero seguro que valdrá para resolver de una vez por todas el caos en el que vive la socialdemocracia española desde que Sánchez tomó las riendas hace ya más de dos años.
¿Imaginan a un presidente del Gobierno en funciones convocando un referéndum? Impensable. La Constitución no lo permite y a ninguno se le ocurriría semejante dislate. Proyecten la escena sobre el PSOE porque esto es lo que pretende Pedro Sánchez. Un secretario general con un mandato expirado desde febrero que se dispone a llamar a la militancia con el propósito de encontrar en ella la confianza perdida entre los cuadros del partido. Si no se arredró con dos derrotas históricas en generales, nada hacía creer que fuera hacerlo por los resultados de dos autonómicas por muy desastrosos que fueran como han sido. Y si nadie reparó en su día en las consecuencias de sustituir la democracia directa por la representativa, quizá con esto de la nueva política y la podemización de las bases socialistas sea tarde para hacerlo ahora.