Turismo de procesiones

La Semana Santa ha alegrado la cara y el bolsillo a los hosteleros españoles, que han comprobado que el buen tiempo y un poquito de optimismo económico hacen buena pareja. España va mejor, pese a la incertidumbre política y las excepciones, lo que implica que en general no les va tan mal a los españoles. 

Sólo hay que echar un ojo alrededor. En torno a los días de vacaciones de las mayores fiestas católicas han vuelto los atascos a las carreteras y las aglomeraciones a las playas, aunque la excusa de cambiar de aires no acabe en el primer baño en el mar porque rondar los 25 grados centígrados no es suficiente para meter un dedo en el agua. Echen un ojo también alrededor del anillo ovalado de la Real Maestranza de Sevilla, con su tradicional corrida de toros del Domingo de Resurrección, la leyenda viva de Morante de la Puebla (a algunos se les perdonan muchos pecados) y el toreo mayúsculo de Alejandro Talavante. Pero, ya pasada la fecha del Domingo de los domingos, la realidad mostrará como siempre que no sólo de Sevilla vive el hombre, aunque en lo turístico, lo religioso y lo taurino resucite a muchos.

También se fueron de vacaciones los políticos, que deben negociar la creación de un gobierno pendiente desde hace tres meses. Incluso se fueron a descansar los que defienden que estas fiestas no sean católicas y que, en su lugar se den días libres porque, por ejemplo, llega la primavera. 

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